¿Qué es lo que ocurre cuando nos dejamos guiar sólo por nuestros intereses?
“La parábola de las diez vírgenes” fue el argumento que eligió el Papa Francisco a la hora del rezo del Ángelus del segundo domingo de noviembre para explicar que no debemos esperar al último momento de nuestra vida para cooperar con la gracia de Dios.
En la parábola, las diez vírgenes son las doncellas que estaban a cargo de recibir y acompañar al esposo en la ceremonia de matrimonio, y dado que en ese momento era costumbre celebrarla por la noche, las doncellas estaban equipadas con lámparas. La parábola dice que cinco de ellas eran prudentes y las otras cinco necias. De hecho, las prudentes llevaban el aceite para las lámparas mientras que las necias no. En el momento de la llegada del esposo, las necias se dan cuenta que no tiene el aceite para las lámparas y se lo piden a las cinco prudentes pero éstas no se lo dan, pues no tenían suficiente para todas y el esposo entra a la sala nupcial con las que estaban preparadas.
El Santo Padre presentó esta parábola para explicar dos cosas, la primera, que debemos mantenernos listos para el encuentro con Jesús, y la segunda, distinguir entre ser necio y ser prudente: “Si nos dejamos guiar por lo que nos parece más conveniente buscando nuestros intereses, nuestras vidas se vuelven estériles”, dijo el Papa Francisco, pero por el contrario, “si estamos atentos y tratamos de hacer el bien, con gestos de amor, podemos mantenernos tranquilos mientras esperamos la llegada del Señor” porque “puede venir en cualquier momento” concluyó el Pontífice .
Además, después del rezo mariano del Ángelus, el Santo Padre recordó la proclamación de ayer en Madrid de los beatos Vicente Queralt LLoret junto a 20 compañeros mártires y de José Maria Fernández Sánchez junto a 38 compañeros mártires.