En su encuentro con pastores y fieles laicos en la Catedral siro católica de Bagdad, el Papa Francisco recordó a los 48 mártires cristianos asesinados ahí por extremistas en 2010.
Desde la Catedral de Nuestra Señora de la Salvación de Bagdad, donde fueron asesinados hace 10 años 48 mártires cristianos a manos de extremistas islámicos –dos sacerdotes y 36 fieles-, el Papa Francisco recordó una vez más que la guerra y la religión no son compatibles.
Durante su encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y catequistas, en esta histórica visita a Irak, el Santo Padre lamentó los estragos de las guerras y la persecución religiosa en ese país del medio oriente.
En el acto estuvieron presentes Ignace Youssif Younan, patriarca de Antioquía y de todo el Oriente de los Sirios, y el cardenal Cardenal Louis Sako, patriarca de Babilonia de los caldeos.
El Papa Francisco recordó a los 48 mártires de Irak que fueron asesinados en la Catedral de Bagdad a manos de extremistas islámicos el 31 de octubre de 2010 y cuyo proceso de beatificación está en marcha.
“Nos hemos reunido en esta Catedral, bendecidos por la sangre de nuestros hermanos y hermanas que aquí han pagado el precio extremo de su fidelidad al Señor y a su Iglesia. Que el recuerdo de su sacrificio nos inspire para renovar nuestra confianza en la fuerza de la Cruz y de su mensaje salvífico de perdón, reconciliación y resurrección”.
“Su muerte nos recuerda con fuerza que la incitación a la guerra, las actitudes de odio, la violencia y el derramamiento de sangre son incompatibles con las enseñanzas religiosas”.
El Santo Padre también tuvo palabras para todos los que han sido asesinados a causa de la guerra y las persecuciones pertenecientes a cualquier comunidad religiosa. Recordó que este sábado se reunirá con los líderes de todas las religiones presentes en Irak.
“Proclamaremos una vez más nuestra convicción de que la religión debe servir a la causa de la paz y de la unidad entre todos los hijos de Dios”.
El santo padre agradeció el compromiso de obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, y de todo el pueblo católico iraquí, “de ser constructores de paz en el seno de sus comunidades y con los creyentes de otras tradiciones religiosas, esparciendo semillas de reconciliación y de convivencia fraterna que pueden llevar a un renacer de la esperanza para todos”.
El Papa se dirigió especialmente a los obispos y sacerdotes, a quienes pidió mantenerse cerca de sus comunidades y no sumergirse en las labores administrativas que implica su labor.
El Papa llamó a los pastores, religiosas y religiosos y fieles laicos, a no perder el celo apostólico pese a las dificultades que enfrentan, y que se han visto agravadas a causa de la pandemia de Covid-19.
“Sabemos qué fácil es contagiarnos del virus del desaliento que a menudo parece difundirse a nuestro alrededor. Sin embargo, el Señor nos ha dado una vacuna eficaz contra este terrible virus, que es la esperanza que nace de la oración perseverante y de la fidelidad cotidiana a nuestro apostolado”.
“Con esta vacuna podemos seguir adelante con energía siempre nueva, para compartir la alegría del Evangelio, como discípulos misioneros y signos vivos de la presencia del Reino de Dios, Reino de santidad, de justicia y de paz”.
Fuente: Desde La Fe