Decir te quiero a los hijos tiene importantes beneficios como reforzar el vínculo o reforzar la autoestima
Nuestros hijos e hijas necesitan sentirse queridos y amados, como cualquier ser humano. De ahí que sea especialmente importante decir te quiero a nuestros hijos todos los días. Pero además, hacerlo tiene importantes beneficios en su desarrollo.
Las muestras de cariño y amor son habituales cuando los hijos e hijas son pequeños: besos, abrazos, cosquillas… y un te quiero a cualquier hora del día. Sin embargo, a medida que crecen, estos gestos van disminuyendo, hasta casi desaparecer en la adolescencia.
Sin embargo, es clave mantener la conexión con ellos y decirles a nuestros hijos “te quiero” a diario y, de hecho, tiene importantes beneficios. Pero, ¿cuáles?
¿Por qué es importante darle amor a nuestros hijos?
El ritmo frenético de vida que llevamos nos impide muchas veces ser conscientes de la fuerza que un “te quiero” puede tener en nuestros hijos, especialmente si son adolescentes. Sin embargo, como progenitores debemos velar por su bienestar y desarrollo emocional y trabajar el vínculo con ellos. Expresar nuestros sentimientos y decirles cuánto los queremos es el primer paso, aunque a veces no sea fácil hacerlo y, dicho sea de paso, ellos/as tampoco nos lo ponen fácil en ocasiones.
Un niño querido aprenderá qué es el amor. Por el contrario, una niña que no lo siente así, pensará que el mundo es hostil y creará una coraza emocional para defenderse continuamente. Y el amor ha de ser incondicional, porque todos necesitamos sentir que somos queridos tal y como somos. Si no ocurre así, sentimos la necesidad de adaptarnos a una expectativa externa de cómo deberíamos ser.
La realidad es que a todos nos gusta sentirnos queridos. Ya sea por nuestros p(m)adres, hermanos, abuelos, pareja y nuestros hijos. Vivir sabiéndonos queridos nos hace más fuertes y nos otorga seguridad en nosotros mismos y capacidad para dar amor a los demás.
Así, más allá de decir “te quiero” a nuestros hijos e hijas en momentos determinados del día, como al despedirnos para ir a trabajar o dejarlos en la escuela infantil o el colegio, es interesante dedicar estas palabras a los peques a cualquier otra hora del día sin necesidad de estar marcada por una despedida o tras una discusión. Y, por supuesto, no solo cuando hacen las cosas bien o estamos contentos con ellos por algún motivo.
Beneficios de decir “te quiero” a nuestros hijos todos los días
¿Cuál es la importancia de decir te quiero? Su poder lleva a acabar con el estrés, el enfado, la dejadez, el olvido y nos vuelven a conectar con las personas a la que se lo decimos. Por ello, decir “te quiero” a nuestros seres más queridos debería ser parte de la comunicación diaria con ellos, en los buenos momentos y también en aquellos que son más complicados.
Entre los beneficios de decir te quiero a nuestros hijos, destacan:
- Reafirma nuestro amor por ellos, demostrándoles lo mucho que nos importan.
- Estimula el vínculo entre p(m)adres e hijos haciéndolo inquebrantable ya que nuestro hijo/a crecerá con el amor más puro y verdadero que existe. El desarrollo del apego seguro en la infancia es la base de toda la estructura que el peque tendrá después en la edad adulta.
- Muestra nuestros sentimientos hacia ellos, por lo que supone una forma más de enseñarles a expresar sus sentimientos ya que ayuda a entender cómo funcionan, además de servir para enseñar cómo gestionar sus emociones, a percibirlas y vivirlas de forma sana y saludable.
- Crea un clima de confianza y complicidad entre p(m)adres e hijos/as, fortaleciendo el vínculo entre padres y madres y sus hijos/as.
- Fortalece la autoestima de los hijos/as ya que al sentirse querido por sus p(m)adres tal y como es, es consciente de que es una persona digna de dar y recibir amor, lo que le ayudará a tener una sana autoestima establecer relaciones satisfactorias con los demás.
- Acorta la distancia que pueda surgir con nuestros hijos, por ejemplo tras una discusión o en épocas de muchos cambios como la adolescencia cuando parecen sentirse incomprendidos/as.
- Fomenta la comunicación ya que al escuchar “te quiero” estamos más predispuestos a confiar, involucrarnos, escuchar y hablar.
- Los hace sentirse felices, valorados y seguros, lo que les otorga bienestar y tranquilidad.
- Les ayuda a no sentir miedo ni inseguridad, ya que las personas que se sienten amadas están mejor preparadas para afrontar los momentos de temor, soledad o incertidumbre.
¿Por qué nos cuesta tanto decir te quiero a nuestros hijos?
Sin embargo, a pesar de conocer los importantes beneficios de decir te quiero a nuestros hijos todos los días, a veces nos sigue costando hacerlo. Al contrario de lo que ocurre con la pareja, a la que le solemos demostrar nuestro amor con estas dos palabras, con nuestros hijos suele ser, en ocasiones, diferente.
Puede que nosotros mismos no las escucháramos de nuestros padres, aunque también haya quien crea que son más importantes los hechos que las palabras o, simplemente, quien no le dé el valor suficiente o no tenga costumbre de hacerlo y, por tanto, no le dé la importancia que tiene.
Los gestos más allá de las palabras
Pero, además de decir te quiero a nuestros hijos todos los días, debemos demostrarlo. Igual que pedimos a los adultos actos más allá de las palabras.
Así, debemos demostrarles que, como padres y madres, estamos siempre ahí para todo lo que necesiten de nosotros, creando un clima de complicidad y confianza, validando todas sus emociones sin desdeñar las negativas, con comunicación y escucha activa.
En lo bueno y en lo malo, se porten bien o no, hagan los deberes o lo dejen para última hora, ordenen o lo dejen todo por medio… Deben sentir que siempre estamos ahí, pase lo que pase. Y siempre acompañándolos de gestos como besos y abrazos.
Pero ¿qué debo decirle a mis hijos todos los días? Y, sobre todo, ¿cómo decirle te quiero a tu hijo? Hay muchas formas de decir te quiero a nuestros hijos más allá de pronunciar esas dos palabras. Un beso, un abrazo, la escucha activa, una sonrisa cómplice, compartiendo tiempo de calidad y en exclusiva o ayudándoles y apoyándoles cuando lo necesitan, sin comparaciones ni etiquetas.
También con pequeños gestos como reírnos cuando nos cuentan un chiste, atender sus temas de conversación favoritos, consolarles cuando están tristes o leerles un cuento cuando nos lo piden.
Porque al final, nuestros hijos e hijas necesitan sentirse amados, igual que cualquiera de nosotros. Y el amor sin condiciones es el origen de la felicidad. Nuestras muestras de amor incondicional favorecen su desarrollo, su salud afectiva, su autoestima y su personalidad.
Amarles de forma incondicional, decírselo y demostrárselo a diario es la mejor forma que, como padres y madres, tenemos de protegerles.
