Por iniciativa de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales y el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el martes 30 de mayo fue lanzado el Pacto Mundial por la Familia (Family Global Compact), que busca subrayar la importancia antropológica y cultural de la familia.
En palabras del Papa, en su mensaje para el lanzamiento, el Pacto Mundial por la Familia es “un programa común de acciones encaminadas a poner en diálogo la pastoral familiar con los centros de estudio y de investigación sobre la familia presentes en las universidades católicas de todo el mundo, para promover la familia a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia”.
Se ha subrayado la importancia del papel insustituible que la familia tiene en la sociedad y de la labor de investigación de universidades católicas en este ámbito. Este es el motivo de que el Pacto Mundial por la Familia busque fomentar la colaboración entre la pastoral familiar y los centros de estudio sobre la familia.
Así lo indicaba también el Papa en su mensaje:
El objetivo es la sinergia, es asegurar que la pastoral familiar en las Iglesias particulares utilice más eficazmente los resultados de la investigación y de los esfuerzos de enseñanza y formación que tienen lugar en las Universidades (…) Juntos, las Universidades católicas y la pastoral pueden promover mejor una cultura de la familia y de la vida que, partiendo de la realidad, ayude a las nuevas generaciones a apreciar el matrimonio, la vida familiar con sus recursos y desafíos, la belleza de engendrar y apreciar la vida humana.
El pacto consta de cuatro puntos de acción principales:
- Activar un proceso de diálogo y de mayor colaboración entre los centros universitarios de estudio e investigación que se ocupan de temáticas familiares, para hacer más fecunda su actividad, en particular creando o dando nuevo impulso a las redes entre los institutos universitarios que se inspiran en la Doctrina social de la Iglesia.
- Crear una mayor sinergia, en cuanto a los contenidos y los objetivos, entre las comunidades cristianas y las universidades católicas.
- Favorecer la cultura de la familia y de la vida en la sociedad, de modo que surjan propuestas y objetivos útiles para las políticas públicas.
- Armonizar y sostener, una vez que hayan sido individuadas, las propuestas planteadas, para que el servicio a la familia se enriquezca y sea sostenido en sus facetas espiritual, pastoral, cultural, jurídica, política, económica y social.
En medio de una cultura que envejece rápidamente, del aumento de las parejas que optan por no contraer matrimonio y de no tener hijos, el documento Family Global Compact hace sonar una alarma sobre la disminución de las tasas de natalidad. Así también aborda desafíos como la pobreza, los hogares monoparentales, el impacto de la guerra, así como también la reproducción y los desafíos que a veces pueden acompañar el proceso de intentar dar la bienvenida a una nueva vida en la familia.
El documento contiene cuatro puntos: las relaciones familiares; la familia, sujeto social; desafíos sociales y políticos, y un desafío para todos. De cada punto se indican brevemente las principales cuestiones críticas, así como algunas propuestas de apoyo a la familia para su aplicación en los cursos de investigación y formación de las universidades.
El pacto alienta tanto a las parejas infértiles como a aquellos que simplemente desean hacer crecer sus familias a considerar la adopción e insta a las universidades católicas y a los centros de investigación a promover esta opción, al tiempo que promueve desarrollar centros para el estudio y seguimiento de casos de infertilidad de pareja, donde se propongan soluciones alternativas a la reproducción asistida, como la NaPro-Technologies, que monitorea los ciclos reproductivos de las mujeres y busca soluciones naturales a la infertilidad.
En la sección 1.3 del pacto, dedicada a los desafíos de “dar la bienvenida a una nueva vida”, el documento señala que,
Dentro de la vida matrimonial, pero también fuera de ella, la contracepción, el aborto y la esterilización son prácticas muy extendidas, permitidas por las leyes de muchos países, que han transformado el sentido de la procreación: de inclinación natural y don de Dios a proyecto y resultado de una voluntad procreadora que tiende a dominar la vida.
El pacto argumentó que el sexo está inevitablemente ligado a la procreación, y que el matrimonio es el mejor lugar para que esto suceda. Pidió una mayor educación en los aspectos emocionales y reproductivos del sexo, para que no se “trivialice” entre los jóvenes.
También respondió a lo que el Papa Francisco ha denominado “la cultura del descarte” en la que las personas con discapacidad son excluidas, a menudo enfrentando violencia, estigma y abuso derivados de “la negación de la dignidad de la persona y una identificación de la persona con una patología”.
Lanzamiento
Para el lanzamiento del pacto, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida del Vaticano celebró un seminario web el martes 30 de mayo con los jefes de más de 40 centros de investigación e institutos para la familia situados en todo el mundo para coordinar su implementación. Durante el acto intervinieron la hermana Helen Alford, presidenta de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales; la Profesora Gabriella Gambino, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; y el Profesor Pierpaolo Donati, sociólogo y miembro de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales.
Helen Alford: La familia, fundamento de la sociedad
La hermana Helen Alford señaló que vivimos una época de luces y sombras en lo que respecta a las familias, ya que, si bien esta “sigue siendo un valor central en la vida de las personas”, es cierto que “asistimos a un debilitamiento de la familia”, debido en gran parte a las tendencias individualistas contemporáneas y “a medida que las familias se debilitan, también lo hacen las estructuras sociales”. Sin embargo, Alford mira el futuro con optimismo, comentando que “en los debates de la sesión plenaria del año pasado quedó claro que la familia sigue siendo una estructura social muy resistente, capaz de absorber choques y de proporcionar apoyo y curación a personas en circunstancias muy diversas”.
Ha subrayado la “contribución fundamental que la familia realiza en apoyo de la sociedad, especialmente gracias a su papel en la formación, el mantenimiento y la profundización de la capacidad de establecer relaciones en un mundo que experimenta tanta soledad y el sufrimiento que de ella se deriva”.
Gabriella Gambino: Las cuatro etapas del Pacto
La Profesora Gabriella Gambino, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida señaló que “el Pacto Mundial por la Familia no es un programa estático destinado a cristalizar ciertas ideas, sino un camino propuesto a las universidades católicas para profundizar y desarrollar la antropología cristiana y el mensaje que transmite sobre el matrimonio, la familia y la vida humana”.
También ha explicado que, como indicó el Papa en el mensaje del 13 de mayo, el Pacto prevé cuatro etapas:
- 1. Activar un proceso de reflexión, diálogo y de mayor colaboración entre los centros universitarios de estudio e investigación que se ocupan de temas de la familia, para que su actividad sea más eficaz y fructífera, en particular mediante la creación o el relanzamiento de redes de institutos universitarios inspirados en la Doctrina Social de la Iglesia.
- 2. Crear una mayor sinergia entre la Iglesia y los institutos universitarios de estudio e investigación que se ocupan de temas de la familia a la hora de planificar contenidos y objetivos. A nivel eclesial, la acción pastoral necesita un apoyo concreto del pensamiento académico de los centros universitarios de inspiración católica.
- 3. Revitalizar la cultura de la vida y de la familia en la sociedad, para que de ella se deriven propuestas estratégicas y objetivos para las políticas públicas.
- 4. Una vez las propuestas han sido elaboradas, promover la colaboración entre la Iglesia y las universidades católicas en la planificación de contenidos y objetivos.
Gambino también ha comentado que otro de los objetivos del pacto es “desarrollar y ampliar las redes ya existentes de institutos y centros para la familia que se inspiran en la Doctrina Social de la Iglesia”. Entre ellas, ha señalado a Rediuf, la Red Internacional de Institutos Universitarios para la Familia.
Gambino explicó el significado del logotipo:
Está compuesto por tres elementos: una red, una familia y una cruz.La red es la red mundial que conecta idealmente a las universidades y centros universitarios a los que se propone el Pacto Mundial y que se inspiran en la Doctrina Social de la Iglesia Católica. Al mismo tiempo, representa la visión de una red dinámica entre las familias -el sujeto y no el objeto del Pacto- y entre los distintos actores de la sociedad civil, la economía, el derecho y la cultura movilizados en favor de las familias.La familia, como sujeto del Pacto Mundial de la Familia, está en el centro del logotipo.
Las personas representan una familia que es fuente y origen de una vida social inspirada en la solidaridad y el desarrollo de la persona. La vida humana, por su parte, está representada por la mujer embarazada, para profundizar en el tema de la vida naciente y el cuidado de toda vida humana. La generatividad es también imagen de un tiempo nuevo que queremos impulsar con la adhesión al Pacto Mundial: un compromiso común para fomentar el protagonismo de la familia en la economía, en la sociedad, en el desarrollo de la persona humana y del bien común.La cruz cristiana es la representación de los valores que mueven el Pacto. Es símbolo de esperanza, de amor y de futuro.
Pierpaolo Donati: El proceso de investigación
El profesor Pierpaolo Donati ha subrayado que “la idea del Pacto Mundial por la Familia es estimular la aplicación de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia en los estudios e investigaciones realizados en las universidades católicas o de inspiración católica”.
Para poner en marcha este proyecto,
El CISF [Centro Internazionale Studi Famiglia] tuvo primero que elaborar una lista, lo más completa posible, de las universidades católicas, especificando aquellas en las que existe un centro de estudios e investigación dedicado a la familia. (…) A estas se les enviaron a continuación dos cuestionarios para conocer en detalle sus actividades. La información más completa procedía de 30 universidades. A continuación se organizaron tres seminarios web con todos los centros que se declararon disponibles (de hecho, principalmente de Europa y América Central y del Sur, algunos de América del Norte y un par de África).
(…) Las principales conclusiones fueron: (i) la debilidad del apoyo (incluido el financiero) a la investigación en este campo en comparación con otros campos; (ii) el relativo aislamiento de cada Centro (con la excepción de la red Redifam de Centros Hispanoamericanos); (iii) las evidentes deficiencias en la multidisciplinariedad y transdisciplinariedad de la investigación sobre la familia, que, como ‘objeto multifacético’, debería tratarse vinculando aspectos biológicos, sociales, jurídicos, económicos, culturales, de servicios y de política social, incluidos los aspectos pastorales, mientras que predomina el interés por temas filosóficos y relacionados con los valores (iv) la necesidad de una mayor creatividad en la investigación, habiéndose constatado una escasa capacidad para anticiparse a los temas más relevantes; y (v) la necesidad de vincular la investigación, y los estudios en general, a las implicaciones operativas en términos de servicios, políticas sociales y actividades pastorales (…).
Sitio web del Pacto Mundial por la Familia
Hay una web dedicada al Pacto: www.familyglobalcompact.org. En ella, está disponible el texto del pacto en tres idiomas (italiano, inglés y español), una versión resumida en esos tres idiomas, el mensaje del Papa, la explicación del logotipo y un correo electrónico de referencia para obtener información y solicitar la adhesión al Pacto.