Un chico que quiere construir un avión es el protagonista de este corto llamado «Wing it», producido por universitarios de tercer año de la Escuela de Animación en Sudáfrica y ganador de varios premios.
Esta es una historia a simple vista infantil y fantástica, pero que tiene un trasfondo muy interesante y que (haciendo una analogía con nuestra vida) rescata muchos elementos apostólicos que nos pueden recordar que somos un perfecto diseño de Dios.
A continuación te dejo los puntos que me parecieron más resaltantes para que los comentes con tus amigos o en tus reuniones de grupo. ¡Buen apostolado! 😉
Inspiración y aceptación
Al ver que un joven trabaja día y noche para alcanzar su objetivo y honrar la memoria de su padre que también soñaba con diseñar y poner a funcionar un avión, un grupo de «marcianos» deciden ayudarlo. Estos seres extraños y a la vez graciosos que parecen venir del futuro, llegan a su habitación mientras duerme y ponen en su frente un instrumento con el que lo inspiran con ideas de cómo construir el avión.
Es decir, no bajaron a regalarle un avión, sino que le pasaron parte del know how para hacerlo. Es así como pienso que Dios actúa muchas veces en nuestra vida, inspirándonos con respuestas a través de textos, palabras o de otras personas cuando menos lo imaginamos, por eso debemos estar atentos y con el corazón abierto tal como la joven que puso aceite en su lámpara para recibir a su Señor.
Somos diseño divino
El título del corto significa «volar» pero en inglés también se lo utiliza como una expresión para decir “improvisar sobre la marcha”. Esto tiene sentido en el video porque, a pesar de que los monstruitos se han confundido y le pasaron ideas de un avión y un barco, el muchacho improvisa y construye un fantástico avión con forma de barco.
Lo que nos hace pensar que, aunque la inspiración pudo haber llegado con defectos, el genio y la creatividad del hombre sacan a relucir algo mejor por la sencilla razón de que somos diseño divino, hechos a imagen y semejanza de Dios.
Inspiración + esfuerzo
La frase a «Dios rogando y con el mazo dando» calza perfectamente en la actitud del joven constructor de aviones, pues a pesar de que ha recibido inspiración de arriba, se esfuerza a máximo por conseguirlo.
A veces es un poco difícil distinguir entre lo que tenemos fe de que Dios nos va a dar y lo que nosotros debemos hacer para conseguirlo. Al haber sido creados con libertad, Dios nos da los dones, pero nosotros los ponemos a producir.
De lo contrario, si todo nos viniera dado, la vida sería muy fácil e incluso aburrida.
¿Necesitamos más de lo que tenemos?
Cuando el avión con forma de barco está terminado, podemos ver que en su construcción se utilizaron cucharones para el timón, llantas viejas, engranajes, una cafetera y una silla como asiento del piloto.
Muchas veces nos quejamos porque no tenemos el suficiente dinero o las oportunidades para poder llevar a cabo nuestros sueños, pero todos estos son pretextos.
En el corto se demuestra que con los recursos que tenemos a la mano y nuestro ingenio, además de constancia y paciencia, podemos lograr lo que nos proponemos.
¡Lo logramos!
El avión arranca y empieza a bajar a toda la velocidad por una ladera; justo cuando parece que va a estrellarse, alza el vuelo. Hay etapas de la vida que son muy difíciles y nos cuestan mucho trabajo, pero va a llegar el momento en que seamos capaces de dejar de lado el miedo, las dudas y las comparaciones con los demás, y emprendamos el vuelo tal y como somos, con lo poco o mucho que tengamos.
Así también sorprenderemos a todos aquellos que nos dijeron que no podíamos o que confiaron y superamos sus expectativas, pero sobre todo a nosotros mismos.
Cuando hacemos las cosas por amor, utilizamos los dones que nos han sido entregados, aprovechamos nuestros recursos y dejamos el resto en manos de Dios, ¿qué hay que no podamos lograr?
CORTO ANIMADO, GRACIA Y COOPERACIÓN, IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS, SUEÑOS
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