México y Brasil estrenan gobiernos con posiciones económicas encontradas, ¿cuáles son los expectativas de éstos gigantes de Latinoamérica?
Las posturas que han manifestado tanto Andrés Manuel López Obrador como Jair Bolsonaro son divergentes, en el caso de México poniendo como prioridad el mercado interno y en el de Brasil el libre mercado. Gerardo Garibay, editor de Wellington, en entrevista para YoInfluyo.com, destacó que una cosa es decir y otra hacer pero si ambos cumplen sus promesas, el futuro económico de nuestro país resultaría al menos mediocre.
Contrastes
“En términos de discurso hay un contraste muy claro, el gobierno de Bolsonaro está tratando de distanciarse de la política que se siguió durante los gobiernos anteriores del partido socialista, los dos de Lula y el periodo de Dilma con un mensaje que está mucho más hacia la derecha”, señaló Garibay.
Sin embargo comentó que hay que tener claro con el gobierno de Bolsonaro es que una cosa es lo que se dice y otra es lo que se hace, lo que ejemplificó con el gobierno de Mauricio Macri en Argentina quien nunca fue tan directo a la derecha como Bolsonaro, pero llegó al poder apoyado por la derecha terminado con 10 años de dominio de la izquierda (los Kirchner) y lo que resultó fue una decepción y una economía que incluso ha empeorado.
Lo anterior pudiera repetirse en el caso brasileño, señaló Garibay e indicó que tendríamos que esperar al menos un año para ver si lo que se dice en campaña se traduce en la realidad y verificar si Bolsonaro no se acaba corriendo hacia el centro y lo que veríamos sería una reedición de Macri.
En el caso de López Obrador tenemos el caso contrario, manifestó el entrevistado, ya que manda señales opuestas como la cancelación del aeropuerto, lo que es mala señal para los inversionistas, pero también se esforzó mucho en pagar a éstos y evitar un conflicto. Además, destacó que la parte más robusta del gabinete de Andrés Manuel López Obrador es la parte económica por ejemplo con Carlos Urzúa en la Secretaría de Hacienda o manteniendo la independencia del Banco de México.
Posibilidades
Gerardo Garibay observa dos escenarios, uno en el que Bolsonaro gobierna como ha adelantado y lo haga con el libre mercado lo que lograría que muchas inversiones que vendrían a México se dirigieran a Brasil que tiene un mercado interno de 200 millones de personas.
“En medio de una América del Sur que está completamente destrozada por gobiernos ineptos de izquierda o por gobiernos ineptos de centro”, Brasil operando con libre mercado y con un buen gobierno puede crecer en también a costa de nuestro país, indicó Garibay.
Por otro lado, si no cumple o cumple medianamente, sí crecerá más que ahora, sin embargo, no se vería una migración radical de las inversiones de México a Brasil, por lo que se debe estar muy atentos a las políticas públicas en ambos países. “Si ambos países hacen lo que están diciendo el futuro económico para México sería por lo menos mediocre y el futuro económico de Brasil será, por lo menos, sólido”.
Un tema donde se ve la política de Bolsonaro es el del salario mínimo que económicamente es desastroso al impedirles ingresar a los trabajadores a la cadena productiva, pero políticamente es muy popular; así las cosas el gobierno anterior autorizó un aumento del 11% y el actual aunque redujo el porcentaje mantuvo el aumento quedando en 4.6%, la señal que pretendió dar, señaló Garibay es de sensatez de actuar no de manera radical sino gradual.
“Es importante entender que las inversiones no se mueven por declaraciones en el corto plazo”, por lo tanto mientas el gobierno de México “no haga locuras no vamos a ver una caída tan grave en las inversiones” señaló.
“Apostarle todo al mercado interno es una tontería desde cualquier punto de vista”, indicó Garibay, porque el mercado interno significa estar sometidos a las limitaciones propias de país en lugar de aprovechar las ventajas que ofrece el mundo y no permitir extender los beneficios que nosotros ofrecemos al exterior.
Así intentar una autarquía como la de Franco en los años 40 o un desarrollo hacia dentro como lo intentó América Latina en los años 60 no da los resultados que lo ha planteado el equipo del presidente. El libre mercado permite que los países desarrollen sus ventajas competitivas y se beneficie y beneficie a los demás, explicó.
Gerardo Garibay indicó que en el caso brasileño su apuesta por el libre mercado podría consolidar su posición como próxima gran potencia como se les catalogaba a principios de siglo a los países llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica); la postura de “Lula” Da Silva retrasó este camino y aunque generó algún crecimiento industrial doméstico se logró a costa de perder mucha competitividad, lo que termina siendo “una fruta envenenada”.
En cuanto a México habrá que esperar porque López Obrador utiliza una retórica para después gobernar más al centro o a la derecha como se observó con la cancelación del Aeropuerto de Texcoco que dentro todo se procuró que los inversionistas recuperaran su dinero, por lo parece que se entiende que se debe de colaborar con los inversionistas extranjeros.
Primer mundo
“Estamos en riesgo de perder que México dé el salto en esta época”, subrayó Gerardo Garibay.
El nuevo aeropuerto permitiría a nuestro país ser el nuevo nodo aeroportuario de América Latina pero si no lo hace Panamá seria quien aprovecharía este nicho, indicó.
Agregó que, por otro lado, “México está avanzando en la industria 4.0”, como país estamos graduando muchos ingenieros, así que se han hecho muchas cosas bien en los últimos años pero son cuestiones que se pierden de vista por la corrupción y por una estrategia mediática para hacer creer que todo estaba peor que en ningún otro momento para que llegara a la presidencia López Obrador, quien ya esta en el cargo y aún tenemos la duda sobre si cancelará todo aquello que señaló.
Finalmente, Gerardo Garibay destacó que “Andrés Manuel tiene en términos generales la mejor estrategia de comunicación política de este país probablemente de los últimos 40 o 50 años”, por lo que puede conseguir que sus adeptos acepten prácticamente cualquier decisión que tome, por lo que mientras no se terminen definitivamente los trabajos en Texcoco y se inicien los de Santa Lucía, existe una pequeña esperanza para que se concluya el aeropuerto, si existe una negociación y éste se construye con recursos de la iniciativa privada.