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San Benito
San Benito

Libertad Religiosa

¿Quién fue san Benito y por qué su vida también es un gran ejemplo para los laicos?

¿Alguna vez escuchaste hablar de san Benito? ¿Piensas que su vida solo fue relevante para los monjes? ¿O que solo ellos pueden imitar sus virtudes? ¡Quiero contarte algo que te sorprenderá!

La santidad es el fin último de nuestras vidas, ser santos como nuestro Padre del cielo es Santo, esa es nuestra meta, amar, darse, y en todo ser vivo reflejo del amor de un Dios que con locura e infinito amor nos ama.

Ser santo es un llamado universal a cada uno de nosotros: doctores, docentes, abogados, deportistas, todos estamos llamados a en medio de nuestro entorno ser luz, ser sal y ser testigos de la plena Misericordia de Dios.

Podemos afirmar que querer ser santos es querer ser el amor. Y es que la santidad consiste en ser reflejo de Dios, y puesto que Dios es amor, nuestra meta en este mundo que peregrinamos, es amar, amar y por sobre todas las cosas amar.

A lo largo de la historia, hemos podido ver un gran número de santos, de distintas nacionalidades, de distinto temperamento, de distintos oficios, con una cosa en común, amaban sin medida a Dios, y lo dieron todo por Él. Viene a mi mente San Agustín, Santa Teresita, Santa Juana de Arco, San Pío, San Juan Pablo II; que con sus vidas marcaron época, que con su ejemplo nos han enseñado que es posible ser santos, y que estamos llamados a vivir una vocación al amor.

Hombres y mujeres que hicieron de sus vidas, una oda de amor a Dios, hombres y mujeres como tú y como yo que nos enseñan que ya sea desde un oratorio, o desde una oficina, la santidad es posible, y que la santidad consiste siempre en estar alegres.

San Benito, un ejemplo de virtudes

Algo que yo he aprendido de los santos, es entender que desde mi realidad y desde mi vocación, estoy llamado a la santidad, que tú y yo, seres de carne y hueso al igual que los santos, podemos amar intensamente y llegar a la santidad.

Un santo que siempre ha llamado mi atención, al cual estamos celebrando es San Benito Abad, un santo de la época antigua, pero cuyo ejemplo y enseñanzas resuenan hasta hoy. Te invito a que conozcamos y aprendamos de este gran santo que es patrono de todo el continente europeo.

La vida de este religioso es ejemplar y marcó época en la Iglesia católica durante la era medieval. Fundador de la orden benedictina, una orden que fue referente en la Iglesia de aquella época.

A San Benito le debemos la composición de la famosa y tan hermosa regla, las directrices que todos los monjes benedictinos debían seguir y que hasta hoy sirven incluso para cada uno de nosotros.

Conocer a este santo fue para mí muy especial. Por un momento pensé que un religioso no podía enseñarme a mí, un laico, sobre la santidad. Pero cuando leí la Regla entendí que este santo iba a marcar mi vida, así como marcó la vida monástica en su época.

Aprendí de él que Dios es primero y que el orden, sea cual sea mi realidad, es primordial y necesario para el encuentro con Dios.

Patrono de Europa, ruega por nosotros

Hoy que Europa, y el mundo, necesitan volver su rostro a Dios. Ordenarse, volver a la búsqueda asidua de la virtud, mirar el rostro Misericordioso del buen Dios.

Pidamos a este santo Patrono del viejo continente su intercesión, y aprendamos, a pesar de no ser religiosos, a amar la Regla que este santo inspiró, y que en todo y para todo primero siempre sea Dios.

Te confieso que a mí me cuesta mucho el orden y la organización del tiempo. Este Santo me ha ayudado a poner en orden mis prioridades, recordando siempre ante todo que primero es Dios. Tenerlo en primer lugar ordena todos los demás aspectos de nuestra vida.

Viene también a mi mente la medalla de San Benito. Esa hermosa medalla cuya Cruz reza «sea la Cruz mi Salvación». ¡Qué hermosa enseñanza de este santo!

Te invito a tener presente esta medalla, a usarla y hacer que en nuestra vida sea la cruz nuestra salvación y protección.

Ora et labora

Para San Benito estuvo muy claro siempre. Primero es Dios. Primero cumplir su santa voluntad, primero buscar agradarle, primero el hablar con él y en su presencia permanecer. Grandes e importantes enseñanzas que nos dejó la regla que San Benito inspiró.

En un mundo acelerado e indiferente estas palabras y esta regla debe traspasar el corazón y ayudarnos a volver a la presencia del Señor.

La importancia de la nobleza, el valor de nuestro trabajo cotidiano para poder encontrarnos con Dios en cada cosa que hagamos en nuestro diario vivir. Son enseñanzas grandísimas de este gran santo a quien hoy pedimos su intercesión.

Que aprendamos de este gran hombre de Dios, y que la cruz sea nuestra protección, como él lo enseña. Seas médico, seas maestro, seas sacerdote, sea lo que sea, recuerda a este gran santo. ¡Sé que como me ha ayudado a mí, también a ti te ayudará!

Fuente: CatholicLink

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