Para el anciano Paul Johnson, negarle leer la Biblia en la calle es una ofensa muy grande a sus principios cristianos y a la libertad de expresión que se pregona en Estados Unidos. En concreto es una vulneración de la Primera Enmienda a la Constitución de EEUU.
La Policía no permite a un anciano de sesenta años leer su Biblia en la calle, porque la ley gubernamental en la ciudad de Sweetwater (Tennessee), prohíbe manifestar toda expresión pública en cualquiera de sus aceraa.
Paul Johnson, que está siendo apoyado por el First Liberty y el Center for Religious Expression, argumentó que la reglamentación viola sus derechos de libertad religiosa, según ha informado CBN News.
“Me sorprende que una ciudad tenga una ley que prohíba leer la Biblia en una acera pública sin permiso”
“Me sorprende que una ciudad tenga una ley que prohíba leer la Biblia en una acera pública sin permiso. Mi única intención era hablarle a la gente sobre el amor de Jesús leyendo mi Biblia, pero me preocupaba el poder ser arrestado si lo intentaba”, detalló Johnson.
Una medida “excesiva e inconstitucional”
Los abogados que llevan el caso han enviado una carta al estado de Tennessee para que revisen lo sucedido. En el escrito dirigido a los funcionarios de la ciudad solicitan que la orden sea revocada porque es “excesiva e inconstitucional”, además de “desactualizada”.
No hay que olvidar que la Primera Enmienda a la Constitución norteamericana prohíbe la creación de cualquier ley con respecto al establecimiento oficial de una religión, que impida la práctica libre de esta o que reduzca la libertad de expresión.
La carta de los abogados informa a los funcionarios de que Johnson intentó obtener una autorización para predicar y leer la Biblia en público, pero la petición fue rechazada.
El texto concluye exigiendo que se le conceda a Johnson el permiso “para compartir pacíficamente sus creencias religiosas en futuras ocasiones, sin imponer el requisito de permiso inconstitucional”.
Chelsey Youman, consejera de First Liberty, asegura que Paul solo quería compartir el Evangelio, “pero al estar en una acera pública, donde realmente no incomodaba a nadie, la Policía apareció y dijo que él no tenía permiso para expresar opiniones, ni sus puntos de vista”.
Asimismo, denuncia que “la ciudad de Sweetwater prohíbe toda expresión pública en cualquiera de sus aceras, lo que es inconstitucional”.