¿Hay una edad en la que los niños distinguen el bien del mal? La moral en la infancia se desarrolla de la mano del desarrollo cognitivo, y no está claro si es algo innato, pero sí que la educación influye, y mucho, en su construcción (al menos en parte).
La moral son aquellas “expresiones del comportamiento basadas en los valores y tradiciones de una sociedad”, y la moralidad es la “correspondencia de nuestras palabras y acciones con los dictados de la moral”.
Te contamos cómo es la moral de los niños según su edad y si podemos hablar o no, de una edad concreta en la que los niños saben distinguir el bien del mal.
El desarrollo de la moral en niños
La capacidad de los niños para distinguir entre el bien y el mal se desarrolla gradualmente a lo largo de su infancia y depende de varios factores, incluyendo su desarrollo cognitivo, social y moral.
En general, se considera que no hay una edad específica en la que todos los niños adquieran esta habilidad, ya que varía de un niño a otro (aunque sí se ha postulado una, como veremos más adelante). Sin embargo, sí encontramos algunas pautas generales:
1. Etapa preescolar
Los niños en edad preescolar suelen tener una comprensión limitada de la moralidad. Pueden empezar a comprender conceptos simples de lo correcto y lo incorrecto, pero su comprensión es bastante egocéntrica y basada en consecuencias inmediatas.
Por ejemplo, pueden entender que está mal pegar a alguien porque eso puede resultar en castigo, pero su comprensión de las razones morales detrás de esa regla es limitada.
2. Edad escolar temprana
A medida que los niños entran en la escuela primaria, desarrollan una comprensión más sofisticada de la moralidad. Comienzan a comprender conceptos como la empatía y la justicia, y pueden distinguir mejor entre el bien y el mal en situaciones más complejas.
3. Adolescencia
Durante la adolescencia, los jóvenes desarrollan una comprensión más profunda de la moralidad y de las cuestiones éticas. Pueden cuestionar las normas y valores morales establecidos y desarrollar su propio sistema de valores.
Esta edad podrían ser los seis meses
Sin embargo, sí hay estudios que concretan la edad a la que los niños distinguen el bien del mal. Por ejemplo este estudio realizado en Yale por Paul Bloom y Karen Wynn, que concluye que los bebés vienen al mundo con una especie de “moral embrionaria” que les lleva a poder distinguir entre conductas “buenas y malas” con tan solo seis o diez meses.
Los estudios también muestran que, si a los bebés de seis meses se les presentan tanto conductas buenas como malas, se quedan con las primeras.
Por otro lado, otro estudio de la Universidad de Illinois, concluyó que los bebés de entre 19 y 21 meses ya pueden distinguir entre situaciones y conductas “justas e injustas”. Además, muestran expectativas positivas, es decir, tienden a esperar que los demás se comporten de un modo justo.
Finalmente, las investigaciones también afirman que el entorno en el que crecen y su propia maduración les conducen a la empatía y al desarrollo de lo que se puede considerar su propia escala de valores.
Teorías psicológicas y Piaget
Según las teorías psicológicas que explican el desarrollo moral de los niños, a los dos años la conducta del niño está guiada por sus impulsos; es decir, las normas son algo externo. Estas explican que los valores, las reglas sociales, el sentido de la justicia o la equidad no son innatos, sino que dependen de la cultura y grupo social en el que se crezca.
Sin embargo, el sentido del bien y del mal está presente antes de los dos años de edad porque surge de las experiencias correctivas vividas que despiertan el interés del niño por la aprobación de sus padres y por evitar las consecuencias negativas de sus actos.
Siguiendo la etapa premoral de Piaget (2-6 años), y a partir de los dos años, aparece la heteronomía, es decir, el niño entiende que “no soy yo quien dice lo que está bien o mal, sino mis padres”. Más mayores, entre los cinco y diez años, aparece la visión dicotómica (piensan que “las cosas están bien o mal”, sin matices ni consideraciones).
Entre los cinco y diez años, aparece la visión dicotómica (piensan que “las cosas están bien o mal”). Y a partir de los diez años empiezan a establecer su propia noción moral, con sus propias normas.
Entienden también que las normas vienen impuestas por fuentes de autoridad importantes, pero ya no solo los padres, también la ley, autoridades, policía… Pero al final de la etapa, ya comienzan a entender que las normas se establecen, no solo por la autoridad, sino también entre los iguales (por el bien del grupo).
Más adelante, en la etapa moral de Piaget (a partir de los 10 años), los niños entienden que las normas son acuerdos sociales, pactados y establecidos por las personas, por lo que pueden ser transgredidas, especialmente en determinadas situaciones por el bien común o personal, o por determinadas necesidades. Con el tiempo, van estableciendo su propia noción moral, con sus propias normas, también a medida que se produce el desarrollo cognitivo del niño.
¿La moral es innata?
Hay teorías que dicen que sí, y otras que no. Pero en general, actualmente el consenso que encontramos en cuanto a la moralidad, sobre si es innata o no, es el siguiente; existe una predisposición a la confianza en que los demás actuarán “bien”. Es decir, los bebés tienden a pensar que les vamos a cuidar, no a hacerles daño. Gracias a eso y a más cosas se desarrolla el apego.
Por ello existe un “preconcepto” del bien y el mal. Sin embargo, el desarrollo moral se produce de la mano del desarrollo cognitivo del niño. Y este desarrollo se da en un contexto, con una familia que educa y una escuela que enseña, y con un entorno cultural y social (amigos y relaciones sociales) que modulan el comportamiento del niño.
En definitiva, el desarrollo moral, igual que la personalidad y otros constructos del ser humano, nace fruto de la combinación de la genética y del ambiente.
El aprendizaje de valores y normas morales
Como hemos visto, los padres y cuidadores desempeñan un papel fundamental en la enseñanza de la moralidad a sus hijos y en ayudarles a desarrollar un sentido ético sólido. Además, el desarrollo moral es un proceso continuo que continúa a lo largo de toda la vida de una persona.
Así, sea innata o no esta capacidad para distinguir el bien del mal, el papel de los padres y la educación es fundamental siempre. Los niños deben internalizar las normas y los valores morales, a través de lo que les enseñan sus padres, para poco a poco incorporarlo en sí mismos a medida que asumen valores familiares y van autorregulando sus acciones.
Hemos de tener en cuenta que, el hecho de que los niños interioricen valores morales, depende en gran parte de las conductas que observen en los modelos de referencia. De ahí que sea tan importante la inducción a tales conductas por parte de los padres, el razonamiento y el análisis conjunto entre padres e hijos de las razones y consecuencias de las normas y valores.
Fuente: Bebés y Más