“es muy Santo y saludable rogar por los difuntos, para que se vean libres de sus pecados”
(IIº Macabeos 12,34-43)
El 1 de noviembre celebramos a todos los santos, no sólo los del Cielo, sino también los del Purgatorio y los de la Tierra (Iglesia triunfante, purgante y peregrinante). El 2 de noviembre detenemos nuestra consideración y nuestra oración en nuestros hermanos, los fieles difuntos que están en el Purgatorio. La Conmemoración de los fieles difuntos es una oportunidad para renovar nuestra fe en la resurrección de los muertos; en la eternidad que nos espera en el Cielo; en la comunión de los santos que debemos ejercitar cada día, pidiendo la intercesión de los santos del cielo e intercediendo ante Dios con nuestras oraciones, mortificaciones, limosnas y obras de caridad por los santos que aún están el Purgatorio.
En el Cielo no puede entrar nada manchado. Para llegar a la felicidad eterna es preciso estar purificado de toda culpa. De tal forma que el purgatorio no es un “infierno menor” ni mucho menos, sino la antesala del Cielo, donde el alma se purifica y esclarece. El Purgatorio se presenta entonces como la única y gran oportunidad para alcanzar la pureza definitiva.
¿Qué es lo que hay que purificar el Purgatorio?
- Nuestros pecados veniales, que tanto retrasan la unión con Dios.
- Las faltas de amor y delicadeza con el Señor.
- La inclinación al pecado, adquirida en la primera caída y aumentada por nuestros pecados personales.
- Las faltas y pecados perdonados en la Confesión dejan en el alma una deuda insatisfecha, un equilibrio roto, que exige ser reparado en esta vida (indulgencia y penitencia) o en la otra (Purgatorio).
Las almas del Purgatorio ya son bienaventuradas, en cuanto que ya están salvadas y (tarde o temprano) entrarán al Cielo, al encuentro festivo con Dios; por eso la llamamos “Benditas Almas del Purgatorio”. Pero ellas necesitan de nuestra ayuda, que es tan valiosa, que puede acortar e incluso poner fin a este tiempo de purificación.
¿Cómo ayudarlas?
- La Santa Misa tiene un valor infinito, es lo más importante que tenemos para ofrecer por las almas del Purgatorio.
- Las indulgencias (las cuales son otorgadas en fechas especiales como esta, realizando algunas acciones concretas).
- Nuestras oraciones (especialmente, el Santo Rosario) por nuestros parientes y amigos. Nuestros padres y antepasados deben ocupar siempre un lugar de honor en estas oraciones.
- Ofrecimientos, como el trabajo, el dolor, las contrariedades, etc.
Todo ofrecido por amor y con amor.
Que el Señor reciba el humilde ruego que le presentamos por manos de María Santísima, hoy, con más fuerzas que nunca: “Concédeles, Señor, el descanso eterno, y brille para ellos la luz perpetua. Que descansen en paz”.
Amén
Oración por nuestros difuntos
Señor, Maestro Bueno,
recibe en tu paz a los que mueren, especialmente a aquellos
con quienes estamos ligados por la justicia y el amor:
nuestros parientes, bienhechores, hermanos de comunidad y amigos.
Te pedimos por las personas que en el mundo tuvieron mayor responsabilidad:
los sacerdotes, los gobernantes de las naciones, las autoridades religiosas,
las personas consagradas a tu servicio.
Te pedimos también por los que mueren abandonados sin la asistencia sacerdotal,
y luego son olvidados por todos.
Por las víctimas de los accidentes de tránsito, por los suicidas,
y los que mueren a causa del odio entre los hermanos.
Por los niños inocentes, cuyas vidas fueron cercenadas antes de nacer.
Te pedimos por todos aquellos que se entregaron con un amor grande
a Ti y a los hombres.
Jesús Maestro, recíbelos pronto a todos en la felicidad de tu Reino,
por mediación de María.
Amén