Una cita inédita. Ex presidentes, ex ministros y ministros en activo, cancilleres, gobernadores, alcaldes, diputados y senadores de Latinoamérica convocados en Bogotá para debatir sobre su rol en la sociedad y en la Iglesia. Con la bendición de Francisco
No se trata de promover un “bloque católico”. Ni de menguar la dialéctica propia de la palestra pública. Se trata de debatir. Hablar y escuchar. Buscar caminos de encuentro. Y preguntarse por la coherencia perdida. Son los objetivos de cita de políticos católicos de la región, congregados por la Comisión Pontificia para América Latina del Vaticano. Su responsable, Guzmán Carriquiry Lecour, explicó detalles de la reunión prevista en Bogotá del 1 al 3 de diciembre. Y anticipó algunos nombres de los participantes previstos.
“Este encuentro va a ser un hecho inédito, de naturaleza estrictamente pastoral y no política, sobre todo exploratorio para un camino que es muy importante para la Iglesia latinoamericana. Cuenta con todo el aliento y el beneplácito del Papa desde su génesis. Él lo acompaña de un modo muy especial, tan es así que ya está preparando un importante videomensaje”, precisó el secretario encargado de la vicepresidencia de la CAL, en entrevista con el Vatican Insider.
Recordó las palabras de Benedicto XVI durante la asamblea del Consejo Episcopal Latinoamericano de Aparecida (Brasil), en mayo de 2007. En aquella ocasión, el Papa puso el dedo en la llaga. Habló de una “notable ausencia” de voces y liderazgos católicos en la vida política del continente. Tanto impactó aquella frase que fue incluida en el documento de conclusiones de la reunión episcopal, texto redactado bajo la mirada atenta del entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio.
Fue el Papa Francisco quien escogió al compromiso de los laicos católicos en la vida pública como tema de la asamblea plenaria de la CAL, en marzo de 2016. Pocos días después, el mismo pontífice escribió al presidente de ese organismo, el cardenal Marc Ouellet, una exhaustiva carta para advertir sobre el excesivo clericalismo de la Iglesia.
En esa misiva, evocó Carriquiry, el líder católico puso de manifiesto la desproporción entre la “multitud de laicos generosos y abnegados” que, como fenómeno positivo, ocupan espacios protagónicos al interior de la Iglesia y “cierta irrelevancia” de católicos que “abran caminos al evangelio” en la vida cultural, en la vida económica de América Latina.
“Muchas veces asistimos a un cierto conformismo. Si uno pasa revista a los liderazgos políticos de América Latina, en las últimas décadas, cuántos habrá que se confiesen católicos entre nuestros dirigentes. No entramos a juzgar sus conciencias, pero objetivamente ¿cuánto hay de coherencia con las convicciones éticas y religiosas enseñadas por el magisterio de la Iglesia? ¿Cuántos hay de estos católicos que viven tan absorbidos por la praxis política, que la fe va quedando subalterna, secundaria, cada vez más empobrecida, y no como un criterio rector, animador, inspirador de sus compromisos políticos?”, precisó.
Con estas premisas, el encuentro de diciembre congregará a unos 80 exponentes políticos y 20 clérigos, entre obispos y cardenales. Destacan entre ellos el ex presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, junto con una delegación nutrida de ese país que incluye al diputado Bernardo Bátiz, así como a las senadoras Dolores Padierna Luna y María del Rocía Poneda Gochi.
Se sumarán a la cita el canciller de Guatemala, varios ex cancilleres, ministros de gobierno y dos ministros anticorrupción: el de Paraguay y el de Honduras. Senadores y diputados nacionales, algunos alcaldes, dirigentes nacionales de partidos políticos. Argentina también tendrá una presencia destacada, con nombres como el del ex presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez y la ministra de Desarrollo Social de la Nación, Carolina Stanley.
“Tenemos claro que no queremos promover un bloque católico, porque invitamos a políticos en un espectro muy plural. Son de derecha, de izquierda y de centro, pero consideran a la fe como algo importante para sus vidas. No hemos invitado a católicos que hayan sido defensores acérrimos de programas abortistas, o de la eutanasia, ni a católicos que no tengan la mínima sensibilidad por los pobres y excluidos en América Latina”, aclaró el secretario de la CAL.
Incluso reveló que varias conferencias episcopales de países en la región propusieron a candidatos “de una sola línea” y fue la misma Santa Sede la que pidió ampliar horizontes para invitar a católicos “en un espectro variado”.
Insistió que los organizadores tienen clara la frase de Cristo “dad a César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, que se traduce en una “distinción neta” entre la comunidad política y la comunidad religiosa, entre la Iglesia y el Estado, instancias que “pueden colaborar para el bien integral del hombre”.
Por eso, Carriquiry apuntó: “Vamos a hacer este experimento con políticos que llegan de todas partes. Les vamos a pedir que le digan muy abiertamente a los obispos cuáles son los problemas que encuentran como católicos en la vida pública. Cuáles son los límites y las necesidades, qué necesitan de los obispos y las comunidades cristianas. Los obispos les dirán a los políticos, con mucha claridad, qué pueden aportarles, cómo estar más cerca de ellos, cómo pueden escucharlos y aprender de ellos, sin tomar esas distancias prudentes que los mismos obispos suelen tomar con respecto a los católicos que asumen sus compromisos en el orden temporal”.