El Obispo de Las Cruces en Estados Unidos, Mons. Oscar Cantú, dijo que no se han encontrado “casusas naturales” para las lágrimas que aparecieron en una estatua de bronce de la Virgen de Guadalupe en una parroquia de su diócesis.
En un reciente comunicado, Mons. Cantú señaló que “la primera etapa de la investigación es determinar si el fenómeno puede ser explicado por causas naturales. Hasta ahora, no hemos detectado causas naturales para la emisión de líquidos de la estatua”.
En mayo de este año, en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Hobbs, estado de Nuevo México, la imagen de la Virgen de Guadalupe habría “llorado”. El fenómeno se repitió dos veces más, y fue atestiguado tanto por un sacerdote de la parroquia como por diversos asistentes.
La Diócesis de Las Cruces aseguró en julio que, después de un examen, descubrieron que la sustancia que brotó de la imagen de la Virgen era aceite de oliva perfumado. El obispado estadounidense señaló además que no se encontró nada en el interior hueco de la imagen que pudiera generar el líquido.
Mons. Cantú señaló que “si la causa del fenómeno es sobrenatural, debemos discernir si es de Dios o del demonio. Les recuerdo que la Iglesia cree en la existencia de ángeles caídos, que a veces intentan engañarnos”.
El proceso de investigación diocesano ha incluido entrevistas al fabricante mexicano de la estatua. De acuerdo a Mons. Cantú, los dueños de la empresa señalaron que el proceso de producción incluye calor elevado, que derrite completamente los moldes de cera alrededor de la que se forma la estatua, sin dejar residuos que pudieran haber ayudado al fenómeno de las lágrimas.
El prelado precisó que tomará más tiempo determinar el origen sobrenatural de las lágrimas.
El discernimiento de si es un fenómeno de Dios o del diablo es un proceso más largo. El demonio puede a veces imitar cosas santas para confundirnos. Así que debemos ser prudentes y vigilantes”, explicó.
Este proceso de discernimiento, añadió Mons. Cantú, estará basado en los frutos espirituales de las lágrimas de la imagen, y recordó que los Frutos del Espíritu Santo mencionados en la carta de San Pablo a los Gálatas son: caridad, alegría, paz, amabilidad, bondad, generosidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, autocontrol y castidad.
El obispo recordó a los fieles que la Iglesia distingue entre revelaciones públicas y privadas. La revelación pública, dijo, quedó cerrada tras la muerte del último apóstol, lo que la diferencia de la privada, en la que no se provee ningún conocimiento nuevo sobre la salvación.
“Ninguna nueva información respecto a nuestra salvación será obtenida por revelaciones privadas. Los mensajes de las revelaciones privadas solo reafirman y resaltan lo que Cristo ya ha revelado en la Escritura y la Tradición”, señaló.
“Por tanto, María y los santos siempre nos llevan hacia Jesús y la Iglesia. Por esto María instruyó a San Juan Diego ‘ve al obispo’ y que se ‘construya un templo’”.
Traducido y adaptado por David Ramos. Publicado originalmente en CNA.