Fomentando pequeños resilientes: tu guía esencial para un crecimiento saludable y equilibrado
La resiliencia es la capacidad para afrontar las dificultades de una manera optimista y salir fortalecido, incluso de las situaciones más difíciles. Se trata de una habilidad muy importante para la vida ya que, antes, o después, nos enfrentaremos a numerosos problemas y tendremos que aprender a sobreponernos y seguir adelante. Sin embargo, nadie nace siendo resiliente, es una habilidad que aprendemos a lo largo de la vida. Por eso, es importante que los padres no sobreprotejan a sus hijos sino que los motiven para que enfrenten nuevos retos desde edades tempranas.
¿Cómo fomentar la resiliencia en tu hijo?
1. Incítalo a satisfacer sus necesidades
A muchos padres les gustaría tener a sus hijos a buen recaudo dentro de una caja de cristal y encargarse de proveerles de todo lo que necesiten y quieran. Sin embargo, cuando el niño alcanza cierto grado de autonomía, los padres deben abandonar su rol de proveedores y asumir el papel de facilitadores. Esto significa que aunque te sigas preocupando por el bienestar de tu hijo e intentes allanarle el camino, también debes dejar que resuelva algunos problemas por sí solo. Ten en cuenta que, tarde o temprano, tendrá que enfrentarse al mundo exterior solo, y la mejor estrategia para cuidar de sí mismo consiste en prepararle para que se convierta en una persona independiente.
2. Permítele que encuentre las respuestas por sí solo
Tener siempre todas las respuestas, no motivará a tu hijo a esforzarse por aprender. A veces puedes facilitarle algunas respuestas, pero en ocasiones es mejor que le motives a que se esfuerce para encontrarlas. De esta manera, le enseñas que su opinión es importante, lo cual no solo le hará ganar en autoconfianza sino que también fortalecerá su autoestima. Además, al instarlo a encontrar por sí solo las respuestas a sus dudas estarás estimulando su capacidad para resolver problemas y su pensamiento lógico, lo que le permitirá convertirse en una persona autosuficiente y capaz de gestionar su vida.
3. Enséñale a perseverar en sus propósitos
Las personas resilientes se caracterizan por su perseverancia y tenacidad. Una persona resiliente sabe muy bien a dónde quiere llegar y lucha por conseguirlo. Por eso, es importante que le enseñes a tu hijo desde pequeño a establecer sus metas y objetivos de forma clara y a trazarse un plan para alcanzarlos. También debes enseñarle a adaptar sus planes a las nuevas circunstancias para que en vez de aferrarse a una idea sea capaz de reestructurar sus metas y el camino que debe seguir. Si no se queda atrapado en una única solución o plan, el universo de oportunidades que se abrirá ante él será mucho más amplio.
4. Anímalo a resolver los problemas por su cuenta
Resolverle todos los problemas a tu hijo no es la mejor estrategia para enseñarle a ser autónomo y prepararlo para las adversidades de la vida. Así solo lo conviertes en una persona dependiente e incapaz de gestionar los conflictos. La solución no es resolver los problemas en su lugar sino ofrecerle las herramientas que necesita para que pueda solventar las dificultades con sus propios recursos. Por tanto, cuando tenga que enfrentarse a un conflicto, ofrécele solo algunas pistas, pero deja que encuentre el camino de forma independiente.
5. Enséñalo a gestionar sus emociones
Aprender a identificar las emociones y, sobre todo, a gestionarlas es uno de los pilares fundamentales de la resiliencia. Se trata de que el pequeño sea capaz de lidiar con sus emociones y que aprenda a regularse antes de que estas escapen de su control. Una estrategia excelente consiste en enseñarle herramientas de autorregulación y control emocional, como los ejercicios de respiración, contar hasta 20 o 30 y distanciarse de la situación en el momento oportuno