Reconciliarnos como mexicanos, todos, parecería un sueño, pero hay sueños que se vuelven realidad.
¿Será posible vivir un año 2021 sin rencores entre los mexicanos? Parecería un sueño que la clase política distendiera sus posturas en la búsqueda honesta de un futuro mejor para la nación; que como sociedad abriéramos nuestro entendimiento -e incluso el corazón- a la opinión divergente, y que al interior de las familias practicáramos diariamente el perdón como el principal propósito del año.
Pero este sueño puede volverse realidad si amamos a nuestra nación como cada uno de los más de 120 millones de mexicanos decimos amar a esta hermosa tierra. El camino para lograrlo, sin embargo, es muy estrecho y difícil de emprender, y no es otro que el perdón, ese perdón tan difícil de obtener, y más aún de otorgar.
Independientemente de la justicia terrena, para la cual como nación contamos con estructuras encargadas de sancionar los delitos cometidos, a nivel personal -y sólo a nivel personal- podemos apacentar la lucha política trabada en las altas esferas y extendida a todo el pueblo de México a manera de metástasis; podemos también abrir la escucha a las voces contrarias, sin que eso necesariamente signifique claudicar en nuestras convicciones, y podemos también hacer de cada familia mexicana un lugar de paz.
Parecería un sueño; sí, pero un sueño hermoso que, con corazón de cristianos, podemos volver realidad de manera decidida, responsable y humilde; pero principalmente dejando nuestros enconos en las manos de Dios a través de la oración, de esa oración que inspira, que mueve, que lo hace todo posible.
Fuente: Desde La Fe