El puente José Costa Cavalcanti, que sortea el río Acaray y une las localidades paraguayas de Ciudad del Este y Hernandarias, ha sido escenario en varias ocasiones de suicidios e intentos de suicidio. En el fin de semana del 9 de agosto, dos, felizmente resueltos por la policía.
En el primero de ellos, el sábado, el protagonista fue un joven desesperado por la falta de empleo.
En el segundo de ellos, el domingo, una mujer que perdió a su hija hace seis meses y desde entonces sufre depresión amenazaba con dejarse caer. Un policía paraguayo miembro del GEO (Grupo Especial de Operaciones), el suboficial inspector Juan Ozorio, de 33 años, acudió allí y empezó a hablar con ella para disuadirla.
“Siempre llevo mi Biblia desde que me balearon en un allanamiento”, explicó, porque se entrega a Dios cada día: “Elegí el capítulo 1 versículo 51 del libro de Juan, porque lo leí ya antes. Y en ese momento parecía tener explicación de que Dios estaría con ella, eso le dije”.
En ese versículo, Jesús le dice a los apóstoles: “En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”. Cuando lo escuchó, la mujer empezó a llorar, y eso emocionó e hizo llorar también a Ozorio.
El policía lleva trece años en el GEO y su gran inquietud era no poder impedir el suicidio: “Yo le hablaba y mi cerebro mientras calculaba ‘metro-hora’ lo que podía suceder. Yo temblaba y mis manos sudaban, si le agarraba y se soltaba, iba a ser mi culpa. Me cuestioné del porqué estaba yo ahí”.
Ambos estuvieron conversando durante media hora. Durante ese tiempo se acercó otra chica que colaboró en persuadirla, y entre ambos la distrajeron para conseguir sujetarla: “Le preguntó sobre algo y le señaló gua'u: ‘hacia allá está', le dijo y la señora miró y yo ahí le abracé y le saqué del puente“, dijo Ozorio.
Fuente: Religión En Libertad