El Padre John Riccardo, párroco de la Iglesia “Nuestra Señora del Consejo”, de Plymoth, Michigan, Estados Unidos, hizo voluntariamente algo muy difícil para un sacerdote: dar la homilía de la Misa del cuerpo presente de su difunta madre.
Historia de un alma
“La última vez que estuve con mi mamá en una Misa, ella se quedó dormida… yo daba la homilía”, comenzó bromeando el sacerdote.
Él recuerda como ella intentaba enseñar sobre Jesús en todo momento, cómo buscaba conectar personas con Él. No era de sorprenderse entonces, que hubo una alegría inmensa cuando se enteró que su hijo iba a ser sacerdote.
“Mis padres dieron más frutos que mucho de los Obispos que he conocido”, contaba el Padre Riccardo.
5 palabras
También indicó que si debía resumir la vida de su madre en pocas palabras, estas serían 5:
Rota
Ella sufrió 2 traumas, uno emocional y la otra física. Ella vivió desde muy joven el divorcio de sus padres y esto le marcó. Asimismo tuvo una enfermedad en la columna que la hizo enfermarse cada vez más.
Perseguida
Cristo la persiguió, y la encontró mediante el hombre quien se convertiría luego en su esposo. Un hombre que lo único que quería, era demostrarle el amor de Dios. Él fue la persona que le enseñó sobre Cristo.
Sanada
Fue sanada en el alma, Dios le curó de las heridas emocionales que tenía gracias al amor de su padre. La fuente de este amor era Dios. Cuando ella se convirtió al catolicismo, ella oraba por su salud, y un día, orando con mucha fe, ella se sanó de su condición en la espalda.
Útil
Al estar sanada, no tenía que hacer otra cosa más que ponerse al servicio de quien la sanó. Entonces se convirtió en una fervorosa catequista. Con su esposo, servían en la parroquia para dar clases sobre el Evangelio. Escribía cartas a sus hijos y amigos sobre Dios. Asimismo, escribía listas enormes de personas por la as que tenía que rezar.
Conformada
Toda su vida fue un proceso de conformación y adhesión al Señor Jesús. Y esto también pasa por el dolor y la muerte. Ella pasó por el dolor fuerte cuando su esposo murió y cuando su enfermedad volvió. Ahora, después de muerta, ella sigue confirmándose, esperando ser glorificada por Dios. Esperando que Cristo al mirarla diga: “Bien hecho, sierva mía”.
Últimas Palabras
Al terminar, el sacerdote se quebró, fue un momento muy emocional. Convencido de que todos estamos unidos en el amor de Dios y en la oración, besó el cofre de su madre y dijo: “Hasta que nos volvamos a encontrar, en la oración, ante el Señor”.