Con ocasión de los 125 años de la coronación pontificia de Nuestra Señora de Guadalupe, el P. José de Jesús Aguilar, subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis Primada de México, explicó los detalles de la corona aprobada por decisión del Papa León XIII.
En un video, el P. Aguilar recordó que la coronación pontificia fue solicitada al Papa León XIII por el entonces Arzobispo de México, Mons. Pelagio Antonio Labastida y Dávalos; el Arzobispo de Michoacán (actual Arquidiócesis de Morelia), Mons. Ignacio Árziga; y el Arzobispo de Guadalajara, Mons. Pedro Loza.
“Actualmente, la corona se encuentra sobre el marco de la Virgen en la nueva Basílica del Tepeyac, pero su altura impide que los fieles puedan verla a detalle”, indicó, al tiempo que destacó que “la corona es bellísima”.
El sacerdote mexicano recordó que el entonces Abad de la Basílica, P. José Antonio Plancarte, “tuvo que viajar a París” para solicitar la elaboración de la corona “al joyero Edgar Morgan, bajo el diseño de Rómulo Escudero Pérez y Gallardo y el dibujo de Salomé Piña”.
“Se necesitaron dos años de cuidadosos trabajos”, recordó.
El P. Aguilar explicó que “la corona se compone de cuatro partes, que son diadema o base, cuerpo, cúpula y remate”.
“La diadema o base, en su cara exterior, está formada por 22 medallones con diversos ramos de rosas pintados sobre oro con esmalte de Limoges. Bajo ellos, se ven los nombres de los 22 obispados que existían en aquel momento”, dijo.
“Sobre ellos, 52 estrellas formadas con diamantes, y entre los medallones lucen engastadas hermosas esmeraldas”, añadió.
El P. Aguilar dijo luego que “en la parte superior e inferior de los medallones se observan molduras esmaltadas y embutidas sobre el oro”, mientras que “en la parte plana o inferior de la diadema hay 22 ángeles en relieve, cincelados y esmaltados, alternando con estrellas y otros adornos con diamantes”.
“El cuerpo que descansa sobre la base o diadema está formado por seis escudos y seis ángeles. Los escudos heráldicos corresponden a los arzobispados y los ángeles representan las seis provincias eclesiásticas de México”, señaló.
“Los escudos con esmalte de Limoges sobre oro están enmarcados con pequeños diamantes”, indicó, y destacó que “los escudos están unidos mediante seis ángeles que tienen las alas desplegadas y están esmaltadas desde el rojo hasta el blanco. El esmalte de su túnica es azul, las aureolas también tienen diamantes”.
“Los ángeles surgen de una rosa, clara alusión a las rosas del milagro de la aparición”, dijo.
La cúpula de la corona, indicó luego, “está formada por dos secciones, seis fajas verticales de rosas de oro de distintos colores y seis estrellas de diamantes. Las fajas corresponden a la parte superior de los escudos de los arzobispos. Cada una se compone de ramos de rosas de oro realzadas y cinceladas”.
“Dentro de unos marcos con molduras, realzadas y cubiertas de diamantes, nacen los ramos de una flor de lis, en cuyo centro hay una amatista engarzada”, señaló.
El sacerdote mexicano destacó que “todas las rosas son distintas: se muestran desde botones hasta sus diversos desarrollos. Siete estrellas formadas por brillantes componen cada una de las seis fajas que corresponden a la parte superior de los ángeles”.
“La magnitud o tamaño de las estrellas es proporcional a la curva de la cúpula”, indicó, añadiendo que “el remate está formado por una moldura circular con hojas cinceladas llenas de diamantes, rubíes y zafiros”.
Sobre esta moldura, continuó, “descansa un globo terráqueo esmaltado en el que se observa el continente americano y especialmente México”.
“Sobre el mundo, se posa el águila heráldica de México con las alas desplegadas”, dijo.
“De la espalda del águila surge una cruz adornada con diamantes que remata la corona, significa la protección divina y mariana sobre nuestra nación”, añadió.
El P. Aguilar dijo que el día de la coronación pontificia de la Virgen de Guadalupe, el 12 de octubre de 1895, “desde las 4 de la mañana la gente esperaba para poder entrar y a las 7 de la mañana ya no era posible dar un paso para acercarse a la antigua Basílica”.
“Para la coronación se realizó una breve oración y, al terminar, la corona se llevó al altar en procesión. La bendijo el señor Arzobispo Don Próspero María Alarcón, quien la recibió de manos del señor Abad José Antonio Plancarte y Labastida. Llegado el momento, el Arzobispo de México y el Arzobispo de Michoacán, Don José Ignacio Árziga, colocaron la corona en el gancho de las manos del ángel que se encuentra sobre el cuadro”.
En ese momento, destacó el P. Aguilar, “no solo los presentes sino todo México se llenó de gozo”.
Veinte años más tarde, en 1915, recordó, “el Papa Pio X declaró a la Virgen de Guadalupe como Reina de Latinoamérica. Y en el cincuentenario de la coronación, por iniciativa del Papa Pio XII, fue coronada nuevamente el 12 de octubre de 1945 con el título de Emperatriz de las Américas”.
Fuente: ACI prensa