El Obispo de Querétaro (México), Mons. Faustino Armendáriz, denunció que unos desconocidos ingresaron a la iglesia San José y robaron el sagrario, que contenía el Santísimo Sacramento.
En un comunicado publicado el 20 de enero, el Prelado señaló que los delincuentes también robaron otros objetos sagrados y de la notaría de la parroquia, ubicada en la comunidad de San José Buenavista, en la delegación Santa Rosa Jáuregui, estado de Querétaro.
Según la prensa local, las personas que hacen el aseo en la parroquia fueron quienes se percataron del robo ocurrido el 18 de enero e informaron al párroco. También se notificó del hecho a la policía municipal. La Fiscalía General del estado inició las investigaciones.
“Por desgracia este tipo de conductas reproblables se están haciendo más frecuentes en nuestra Diócesis. Esto es un reflejo de una sociedad cada vez más secularizada y de la profunda descomposición del orden social en nuestro país”, lamentó Mons. Armendáriz.
El Prelado precisó que estos hechos son “actos sacrílegos contra el mayor tesoro que tenemos los católicos: La Santísima Eucaristía”.
“Este nuevo acto lastima nuestra sensibilidad religiosa; por ello como su pastor diocesano pido a todos los sacerdotes que en cada una de las parroquias, templos y oratorios, se lleven actos de desagravio y reparación, ya sea con la celebración de la Eucaristía o con la exposición prolongada del Santísimo Sacramento con turnos de adoración por parte de los fieles”, señaló.
Para el Obispo de Querétaro el robo sacrílego es también “una oportunidad para reflexionar sobre el invaluable don de la presencia del Señor Jesús en las especies eucarísticas”.
“Hagamos de este agravio una oportunidad de desagravio. Que esta ofensa sea ocasión para suscitar y manifestar nuestro amor hacia Jesucristo, y para renovar nuestra fe y devoción a la Sagrada Eucaristía fuente y cumbre de la vida cristiana”, exhortó.
Además de pedir a los encargados de la seguridad un mayor esfuerzo en su labor, el Obispo solicitó a los fieles rezar “al Señor Jesús por el arrepentimiento y la conversión de quienes sin temor de Dios, se atreven a realizar este tipo de acciones tan tristes y tan dolorosas”.
El Obispo también pidió a los responsables de las iglesias que aumenten la seguridad y custodien adecuadamente los sagrarios, como lo establece el Código de Derecho Canónico.