Especialistas en familia te ofrecen cuatro consejos básicos para evitar que tus hijos caigan en estos retos virales.
Se ha vuelto cada vez más frecuente que adolescentes de todas partes del mundo sufran daños en su integridad física al participar en retos virales que se difunden a través de las redes sociales.
Dichos retos pueden incluso acabar con la vida de los participantes, como ocurrió recientemente con tres jovencitas del estado de Zacatecas, México, cuyos cuerpos fueron encontrados en sus respectivos domicilios presuntamente como consecuencia de haber participado en un reto viral llamado Knockout Challenge o “el desafío del desmayo”, el cual consiste en colocarse objetos alrededor del cuello o las propias manos para cortar la respiración y de este modo a los pocos minutos quedar inconsciente.
¿Cómo prevenir retos virales?
Para evitar que los niños, jóvenes y adolescentes caigan en retos virales, Alejandro Méndez y Lourdes Godoy, encargados de la Pastoral de Adultos y Familia de la Arquidiócesis de México, proponen estas cuatro medidas básicas enfocadas principalmente en los padres de familia:
1. Formar conciencia
Como padres de familia, debemos ser conscientes de los tiempos que estamos viviendo; hoy no basta llevar a cabo un acompañamiento como el que nos brindaron nuestros padres, por más que entonces haya sido el correcto.
Hoy, por las dinámicas de la vida actual, en el que lo digital juega un papel preponderante, es necesario estar más al pendiente de las reglas y de los horarios de entretenimiento por los riesgos propios de las comunidades virtuales.
2. Fijar tiempos de entretenimiento
Si nuestro hijo adolescente, como es natural, desea tener momentos de entretenimiento, es necesario fijar la hora y el tiempo en el que puede hacerlo. Esto exige ser padres presentes, mediante un acompañamiento empático que tome en cuenta sus necesidades como parte de la sociedad de nuestros días y como miembro de alguna o algunas comunidades virtuales.
La tarea no es fácil -dice Alejandro Méndez-, porque además hay que procurar combinar el entretenimiento virtual con actividades físicas y tiempos de convivencia en familia que favorezcan una comunicación abierta y sana.
3. Dialogar sobre los retos virales
El hecho de que a los niños, jóvenes o adolescentes se les permita usar un dispositivo electrónico para fines de entretenimiento, no significa que se les deba otorgar una libertad absoluta en cuanto a contenidos. “Los papás tienen que estar como porteros cachando los temas que se van suscitando en el interés de los hijos y dialogar con ellos al respecto, para saber cómo piensan y aportarles comentarios formativos”.
4. Tener sus contraseñas
Si a los hijos menores de edad se les da un dispositivo electrónico, la condición debe ser tener sus contraseñas. Se ha normalizado el dejar a los niños y adolescentes mantener sus contraseñas privadas, lo cual es un error que se comete en aras de una supuesta privacidad a la que todos tienen derecho.
“Aquí cabe destacar lo siguiente -señala Alejandro Méndez-: si las mismas compañías que desarrollan u ofrecen las aplicaciones para el entretenimiento establecen entre sus condiciones edades mínimas para su uso, con el fin de librarse de responsabilidades, esto significa que el usarlas implica un grado de riesgos. Entonces, ¿por qué como papás no tendríamos que tener ese cuidado con nuestros hijos menores de edad?
“Sólo recordemos -finaliza-, que el darle a un hijo un dispositivo electrónico con acceso a todo, sin tener su contraseña, es casi como darle una pistola cargada esperando que no la use”.
Retos virales: ¿qué los hace tan atractivos?
Sobre la atracción que tienen estos retos virales para los adolescentes, Alejandro Méndez y Lourdes Godoy señalan que en primer lugar es el sentido de pertenencia lo que hace que acepten participar de esta clase de desafíos.
“Los niños, los adolescentes, e incluso los jóvenes -señala Alejandro Méndez-, se encuentran en un proceso de adaptación que los lleva a imitar conductas de masas para sentirse parte de algo, y este es el principal imán que tienen esos retos”.
Refiere que otro aspecto que los padres de hoy deben entender es que el mundo ha cambiado enormemente en tan sólo unas décadas; y actualmente, como se puede tener por amigos a vecinos, compañeros de escuela o integrantes del equipo de futbol, también se establecen relaciones dentro de comunidades virtuales que pueden traer tanto beneficios como perjuicios.
“Se trata de comunidades globales -señala Alejandro Méndez- que tienen nombres como TikTok, Snapchat, Instagram, Facebook u otras, y en la que nuestros hijos se pueden encontrar con amigos muy plurales, que pueden ir desde los propios vecinitos hasta niños de Corea; o bien, adultos que se hagan pasar por pequeños de cualquier parte del mundo”.
Los riesgos de las comunidades virtuales
Lo riesgoso de estas comunidades virtuales, señala, es que los adolescentes no pueden tener la certeza de que están interactuando con personas de su edad, ni sobre la autenticidad o veracidad de los contenidos que publican. Certezas que, por otra parte, tampoco buscan, porque simple y sencillamente el internet se ha convertido para muchos en una suerte de verdad absoluta.
“Por ejemplo -explica Alejandro Méndez-, alguien puede subir un video en el que aparece metido en una tina de hielos asegurando llevar ahí horas, y luego abrir dicho reto a quien quiera aceptarlo. Para muchos, lo que pueda decir la persona del video es una completa verdad, aunque detrás pueda haber un trabajo de edición que haga parecer que lleva metido en esa pila helada desde el mediodía hasta altas horas de la noche”.
Otro problema -explica-, radica en la multiculturalidad, que en este caso se vuelve un riesgo: “no es lo mismo ser bañado con agua helada para un niño de Siberia que para un niño del sureste de la República Mexicana”.
Y una situación más que es necesario tomar en cuenta -agrega Lourdes Godoy-, es que el ser humano no termina su desarrollo neuronal sino hasta los 21 años aproximadamente; por lo tanto, en estas etapas tempranas de la vida tiene un cerebro inmaduro, por lo general poco apto para el discernimiento.
“Es decir, que difícilmente es capaz de ver con seriedad consecuencias a futuro; tanto el niño como el adolescente suelen vivir absorbidos por el presente, y muy poco caen en cuenta del futuro. “Los retos virales, pues, son el presente, y las consecuencias, en las que poco reparan, son ese futuro”.
Fuente: desdelafe.mx