Jesucristo nos ama tan profundamente que murió y resucito por ti y por mí, para que podamos irnos al Cielo a vivir la felicidad eterna en su presencia, gratuitamente nos da la salvación a través de su cruz y su resurrección, lo único que tenemos que hacer nosotros es aceptar su amor y no alejarnos de Él, por medio del pecado.
Nada más… pero nada menos.
Cristo no nos pide mucho, nos pide TODO, y como Dios justo, nos da lo necesario para que podamos aceptar su amor y permanecer en gracia.
Por ello hoy en Hazte Sentir queremos animarte a pedir al Espíritu Santo estas herramientas llamadas virtudes, dones y frutos que nos ayudaran a cumplir su santa voluntad y ser felices.
Iniciemos con las Virtudes.
Las virtudes humanas son actitudes firmes, hábitos de conducta que regulan nuestro entendimiento y nuestra voluntad, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y alegría para llevar una vida moralmente buena.
Las virtudes humanas son adquiridas mediante la educación, mediante actos deliberados, y una perseverancia, mantenida siempre en el esfuerzo, son purificadas y elevadas por la gracia divina. Con la ayuda de Dios forjan el carácter y dan soltura en la práctica del bien.
Existen 7 virtudes, 4 llamadas Cardinales(morales), y 3 llamadas Teologales.
Las virtudes morales o cardinales se adquieren mediante las fuerzas humanas. Son los frutos y las raíces de los actos moralmente buenos. Como decía San Gregorio de Nisa “El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios”.
Las virtudes Cardinales son:
1.- La prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en toda circunstancia nuestro verdadero bien y a elegir los medios correctos para realizarlo.
2.- La justicia es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido.
3.- La fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien.
4.- La templanza es la virtud moral que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad.
Las virtudes teologales se refieren directamente a Dios, informan y vivifican todas las virtudes morales. Son infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano.
Las virtudes Teologales son:
1.- La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma.
2.- La esperanza es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no en nuestras fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.
3.- La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.
Vayamos a los Dones del Espíritu Santo.
Los Dones del Espíritu Santo son habilidades permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo. Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Nos hacen dóciles para obedecer la guía de Dios.
Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.” Es importante recordar que por nuestros propios medios no podemos adquirir los dones, sino que son infundidos por Dios y trascienden el orden natural. Los dones los poseen en algún grado todas las almas en gracia, y de hecho son incompatibles con el pecado mortal, por lo que es muy importante el sacramento de la confesión y tratar de vivir en gracia.
Los dones del Espíritu Santo son:
1.- La Sabiduría nos permite discernir, lo falso de lo verdadero, lo temporal de lo trascendental, este don no es fruto del conocimiento y la experiencia. La sabiduría es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios y tomar decisiones consecuentemente.
2.- La Inteligencia o Entendimiento nos permite comprender la profundidad de las palabras de Dios. Está estrechamente relacionado con la fe. Este don es para comprender las enseñanzas de Jesús, comprender el Evangelio, comprender la Palabra de Dios.
3.- El Consejo nos permite abrirnos al Espíritu Santo para hablar y orientar nuestros pensamientos e intenciones para nuestra vida, con confianza y paciencia en los momentos de duda de cada uno de nosotros y de nuestros prójimos. Es para saber que hacer en un momento decisivo.
4.- La Fortaleza o Templanza nos permite en momentos de incertidumbre tener la certeza de que Dios es fiel y está con nosotros. Nos anima a confiar en su misericordia y en su plan perfecto para nuestra vida.
5.- El Conocimiento o Ciencia nos permite ver el amor y la belleza en la creación de Dios, en nosotros y las personas con las que vivimos, así como sus fines u objetivos de ser. Este donnos acerca a la visión que tiene Dios de su creación.
6.- La Piedad nos permite tener una conexión íntima, viva y personal con Dios, entregarnos a su voluntad y renunciar a lo que nos aleja de Él, para ser instrumento de amor para nosotros mismos y para nuestro prójimo.
7.- Temor de Dios nos permite reconocer la grandeza de Dios, abandonarnos en sus manos, en su bondad y amor paternal, recordar que no podemos quebrantar su voluntad, que Dios es misericordioso y también justo de una forma perfecta.
Frutos del Espíritu Santo
Los frutos del Espíritu son una manifestación exterior de la vida íntima que se desarrolla en el hombre por la presencia del Espíritu Santo, son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. Frutos que son puestos en la construcción del Reino de Dios, aunque en realidad son incontables los frutos del Espíritu, la tradición de la Iglesia enumera doce (Ga 5,22-23):
1- La Caridad es un fruto muy grande ya que, al ser amados por Dios, amamos a los demás con el amor de Dios, nos convertimos no solo en receptores, sino también en reflectores del amor perfecto, compartiéndolo con los demás.
2.- El Gozo es un fruto de los cristianos al sabernos amados por Dios, nos alegramos y lo transmitimos disfrutando la vida al máximo.
3.- La Paz es un fruto del Espíritu Santo, sabedores de que Cristo ya gano la batalla final por nosotros, nos da la paz, la oportunidad de vivir la ausencia de la agitación del corazón sabiéndonos protegidos en la lucha constante que tenemos contra las tendencias desordenadas de las propias pasiones.
4.- La Paciencia es un fruto que nos da el Paráclito al dejarnos guiar por Él, que nos permite resistir con ánimo, sin quejas ni lamentos estériles, los sufrimientos físicos y morales de la vida.
5.- La Longanimidad es el fruto de la perseverancia y constancia frente a los obstáculos y las adversidades, es el empuje, la actitud para salir adelante en los retos que nos presenta la vida.
6.- La Bondad es un fruto que nos ayuda a ocuparnos del prójimo y hacerle un bien, especialmente a quien sufre o pasa por un momento especialmente difícil, sin criticar solo ayudar.
7.- La Benignidad es el fruto que nos ayuda a ser gentiles, atentos y tratar con cortesía a los demás, a entablar debates o discusiones de una forma amable, es un gran rasgo de la acción del Espíritu Santo en tu vida. Es esa predisposición del corazón que nos inclina a hacer el bien a los demás.
8.- La Mansedumbre es el fruto que nos permite no reaccionar de la misma forma a la cólera o a la ira, ni guardar rencores ni malas intenciones hacia los demás, y al mismo tiempo da la oportunidad de responder hábilmente a los escenarios adversos.
9.- La Fidelidad es el fruto del Espíritu Santo que te da la constancia para cumplir tu palabra y compromisos hasta en los detalles mas pequeños, de forma pública y con gran Amor a Dios y a nuestros prójimos.
10.- La Modestia es el fruto del equilibrio en nuestro comportamiento, aceptando nuestros talentos y victorias sin exagerarlos ni empequeñecerlos ya que los reconoce como un regalo de Dios para ponerlos al servicio de los demás.
11.- La Continencia es el fruto que nos ayuda controlar y dominar la concupiscencia (tendencia a pecar) en lo que concierne al comer, al beber, al divertirse y en los otros placeres de la vida terrenal.
12.- La Castidad es el fruto que nos ayuda a dominarnos a nosotros mismos, orientando el instinto sexual al servicio del amor y de integrarlo en nuestro desarrollo. La castidad cristiana busca la superación del propio egoísmo, capacidad de sacrificio por el bien de los demás, nobleza y lealtad en el servicio y en el amor.
Recapitulando, el Espíritu Santo nos da las herramientas para poder ser Santos, nos da las 7 virtudes (3 teologales y 4 cardinales), nos da los 7 dones, y resultado de ellos nos regala sus frutos, que en esta ocasión enumeramos 12 pero sabemos que son innumerables.
En total son 26, te recomiendo que cada semana en tu oración personal le pidas al Espíritu Santo te infunda alguno de ellos en especial el que necesites más, y busques de forma activa vivirlo y compartirlo con los demás.
Por @PabloCid_