La Diócesis de Ascoli Piceno (Italia) informó que a casi un año y medio del terremoto de agosto de 2016, que golpeó la zona central del país, se encontró un tabernáculo con hostias intactas entre los escombros de una de las iglesias afectadas.
Según informa el diario Avvenire, dentro del tabernáculo “el copón estaba volteado pero no estaba abierto. Y pese a todos los meses que han pasado las hostias estaban enteras, sin ninguna alteración”.
El tabernáculo de la iglesia de Santa María Assunta, en la localidad de Arquata, protegió 40 hostias en total.
El Obispo de Ascoli Piceno, Mons. Giovanni D’Ercole, relató a Avvenire el hallazgo: “Se sentía todavía el perfume. Es algo que conmueve. Es un signo de esperanza para todos. Nos dice que también Jesús sufrió el terremoto como todos, pero que ha salido vivo entre los escombros”.
Entre lágrimas, el P. Angelo Ciancotti, de la Catedral de Ascoli Piceno, dijo que acceder al sagrario no fue sencillo: “El problema era abrirlo, pero mi pasión por las llaves de tabernáculos me ayudó”.
El presbítero abrió el sagrario con una de las llaves de su colección y encontró que “adentro el copón estaba recostado, pero cerrado. Y en su interior estaba el Cuerpo de Cristo que por más de un año y medio se mantuvo intacto, sin cambios en el color, la forma y el olor”.
El P. Ciancotti dijo a Avvenire que en las hostias “no se vio ninguna alteración como sucede con las hostias después de algunas semanas. Pese a que ya tenían más de año y medio, parecía que habían sido hechas el día anterior”.
En su opinión “este prodigioso e inexplicable descubrimiento” es “un milagro, pero sobre todo un mensaje para todos: es un signo que nos recuerda la centralidad de la Eucaristía”.
Con estas hostias intactas, concluye, “Jesús nos dice ‘yo estoy en medio de ustedes. Confíen en mí’”.