¿Por qué algunas personas tienden a ser más felices que otras y en qué grado influye su fe en dioses y seres sagrados?
Es difícil determinar con exactitud qué hace felices a las personas. La felicidad ha sido discutida desde muchos ángulos y corrientes del pensamiento. Lo único que parece ser una constante es la idea de que la felicidad es uno de los objetivos más altos a los que aspira el ser humano.
Con Frecuencia, la felicidad se confunde con la satisfacción con la vida, pero existe una diferencia fundamental, explica el investigador Kayonda Hubert Ngamaba, de la Universidad de York: mientras que la primera se refiere a las emociones y estados de ánimo, la segunda está más relacionada con lo que la gente piensa sobre su vida en general.
Hasta hace algún tiempo, un estudio sugería que una persona feliz era aquella que se consideraba joven, saludable, bien educada, bien pagada, optimista y extrovertida. El mismo estudio puntualizaba que los individuos que mostraban más señales de felicidad tenían tendencias religiosas, estaban casados, gozaban de una alta autoestima y aspiraciones modestas. Una investigación más reciente hecha en la Universidad de York revela que quienes practican distintas religiones poseen niveles de felicidad diferentes. Esto significaría que, en efecto, la religiosidad está vinculada con la felicidad. Con datos de más de cien países, recabados entre 1981 y 2014, el estudio mostró que protestantes, budistas y católicos son más felices y, en general, se sienten más satisfechos con la vida, comparados con otros grupos, como judíos, hindúes, musulmanes y ateos.
AL otro extremo los cristianos ortodoxos mostraron los niveles más bajos de satisfacción.
¿Qué hace feliz a una persona?
Según el estudio, existen varios factores: el estado sentimental, la edad (preferentemente entre 16 y 24 años), la situación financiera y la libertad de elección.
Otros elementos son el orgullo nacional, los amigos, la familia y el tiempo de ocio. Sin embargo, Kayonda señala que aún deben hacerse más estudios para entender con más profundidad por qué ciertos grupos religiosos son más propensos que otros a la felicidad.
Fuente: Milenio