El proyecto, que comenzó en Querétaro, ya se empieza a implementar en la capital del país.
La Escuela Móvil ya se encuentra en nuestro país. De origen belga, este proyecto educativo consiste básicamente en una pizarra móvil –concebida como una caja grande sobre ruedas– con la finalidad de ser transportada por las calles de manera fácil. Al abrirse, se transforma en un gran tablero de juegos de seis metros de largo, del cual cuelgan láminas educativas y juegos para la estimulación del conocimiento de los niños y jóvenes, especialmente de aquellos que viven en entornos complicados, donde las adicciones y la violencia son parte de su vida cotidiana.
A través de este tablero se ofrece a los pequeños ejercicios en diferentes campos, de tal manera que puedan aprender jugando. Por si fuera poco, Escuela Móvil también permite otro tipo de actividades educativas como juegos de mesa, teatro, títeres, dibujo, entre otras, adaptadas a la realidad de la vida en la calle.
En entrevista, la colombiana Jessika Martínez, ‘Educadora de Calle’ en la organización Escuela Móvil (Mobile School), explica que esta es una organización comprometida con los niños en situación de calle en todo el mundo, la cual colabora con otras organizaciones a fin de aumentar la eficiencia de sus actividades con este sector de la población. La Escuela Móvil se especializa en crear los materiales educativos para el trabajo con los pequeños.
Actualmente hay escuelas móviles activas en 25 países; en Latinoamérica está en Guatemala, Nicaragua, México, Perú, Venezuela, Colombia, Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador y República Dominicana.
La Escuela Móvil es un instrumento del cual los educadores pueden apoyarse para aumentar la autoestima de los niños de la calle. “La alfabetización, la aritmética, la educación sanitaria, la terapia creativa y la educación en juegos, son elementos del proyecto que ayudan a confrontar al niño con sus capacidades y aumentar su autoconciencia”.
Escuela Móvil tiene la peculiaridad que se acerca a los niños de la calle en su propio entorno para crear un ambiente positivo y constructivo, donde el niño se sienta aceptado y respetado sin excepciones. Los ‘Educadores de la calle’, por su parte, tienen la encomienda de apoyar al niño “consolidando su resiliencia y alentándolo a encontrar el coraje para iniciar este largo viaje”.
Mobile School en Querétaro
Jessika Martínez trabaja para la Escuela Móvil de Querétaro, junto con Ricardo Zamora y Elizabeth Carrasco, ésta última religiosa de la Congregación de la Divina Providencia, y son apoyados por ocho voluntarios que los acompañan en sus jornadas. Si bien la Escuela Móvil no trabaja de manera directa con la Diócesis de Querétaro, sí cuenta con el apoyo de su obispo Faustino Armendáriz Jiménez, quien es “Presidente Honorario del Banco de Alimentos Alvida”.
Fue en el año 2013 cuando la primera Escuela Móvil llegó a la ciudad Querétaro –explica– gracias a Alvida, institución que “hace posible nuestro trabajo en la calle. Desde entonces visitamos cinco sectores de la ciudad, con niños, niñas, adolescentes y jóvenes: dos mercados populares, una plaza y dos calles que son estratégicas para encontrar a los niños y jóvenes en situación de calle”.
En el año 2016 se implementó la segunda Escuela Móvil pero en la Ciudad de México; está a cargo de la Fundación Yolia, y se encuentra en la colonia Olivar del Conde de la delegación Álvaro Obregón.
“Con el tiempo –concluye– hemos visto que algunos jóvenes, por opción y decisión personal, dejan de dormir en la calle y buscan trabajo, rentan una casa, forman una familia, terminan los estudios que no habían concluido o regresan a vivir con sus seres queridos.