La Iglesia Católica seguirá proclamando y defendiendo los derechos de todo ser humano y la igualdad de todos los seres humanos en derechos.
Este 25 de marzo celebraremos el Día Mundial por la Vida; una Vida que gracias a Nuestro Señor Jesucristo, puede derrotar a la muerte, y trascender para siempre al lado del Creador.
Podemos celebrar, porque estamos vivos: desde el momento de nuestra concepción, nuestro cuerpo y alma comenzaron a trabajar de manera coordinada, generando con ello un nuevo ser humano, único e irrepetible, con un nombre con el cual seremos reconocidos por toda la eternidad.
Dice el Profeta Jeremías, para mayor gozo inmerecido: “Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía; antes de que tú nacieras, yo te consagré, y te destiné a ser profeta de las naciones.” (Jer 1:5)
Y nuestro propio Señor nos dice: “Yo soy la resurrección (y la vida). El que cree en mí, aunque muera, vivirá.” (Jn 11:25)
Por ello es que debemos celebrar y agradecer la vida de todos y cada uno de los seres humanos, desde el inicio de los tiempos hasta nuestros días, y en ese agradecimiento al Creador, buscar actividades que sean buenas y productivas para nuestros hermanos y para nosotros mismos.
Pero el mundo de hoy tiene muchos retos, y uno de ellos es que ha convertido a los seres humanos en una masa, sin personalidad, y a cada vida en algo útil o inútil al mundo.
Ante ello, el aborto se impulsa cada vez más, como un supuesto derecho a decidir; ¿Decidir qué? Decidir sobre la vida del ser humano que se está formando en el vientre materno: vive o muere, según sean los planes de vida o la circunstancia social.
La eutanasia se presenta como un alivio; ¿Un alivio para quién? ¿Para el enfermo o para la familia que tiene la responsabilidad de cuidarle? Bien se dice que cuando se ayuda a un enfermo a sentir menos dolor, lo menos en lo que piensa es en morir. Hay que eliminar el dolor, no al doliente.
Por su parte, el suicidio va en aumento ante la pérdida de la esperanza en esta vida, ante los problemas que pueden llegar a agobiar a una persona y un mundo frío que no acoge, que no acompaña. Cada uno nos metemos en nuestros propios temas y problemas sin hacer una comunidad que acompañe y ayude.
Dice la Dra. Álveda King, miembro de la familia que tanto ha luchado por los Derechos Humanos en los Estados Unidos: “La nueva lucha por los Derechos Humanos consiste en proteger la vida de todos, derrotando al aborto”.
Mientras que en México vemos cada vez más intentos legislativos por aprobar reformas de ley que atentan contra la vida, en una agenda legislativa cargada de ideología y lejana de los Derechos Humanos, la Iglesia camina y seguirá caminando en la misma ruta que ha seguido durante dos mil años: proclamar y defender los Derechos de todo ser humano, la igualdad de todos los seres humanos en derechos.
Ya lo decía San Pablo: “Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús.” (Gal 3:28)
Fuente: Desde La Fe