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Italia: Colocan unos cuentos infantiles gays en la estantería de adultos y el lobby LGTB habla de “cruzada medieval”

El consejo municipal de Todi, en Umbria, Italia, ha ordenado que los libros infantiles de género se coloquen en las estanterías para adultos en lugar de en la zona de niños. Pero una asociación LGTB reacciona diciendo que es “una cruzada medieval” de una sociedad “basada en el odio”.

La ideología de género prosigue su en su intento de adoctrinar desde la más tierna infancia. Sin embargo, en algunas ciudades italianas tratan de mitigar su influencia.

Anteriormente fue en Verona, y en esta ocasión en Todi, Umbria, donde una norma del consejo municipal ha recolocado los libros infantiles gays en las librerías públicas y los ha mandado a la zona de adultos. Pero no han faltado quienes han criticado esta sensata medida.

Dos pingüinos macho que cuidan una cría sin ninguna presencia de la madre; una princesa que rechaza al príncipe azul y huye con una amiga que la introduce en el fantástico mundo de la libertad y de la autodeterminación; una variedad de familias homoparentales, cuyos hijos no se sabe con qué técnicas han venido al mundo; la historia de una madre y un padre que se separan, y que el padre descubre que es homosexual y rehace su vida con un compañera simpatiquísimo para alegría de la ex mujer y de los hijos que ven a papá realizado y contento.

Son algunas de las historias que se cuentan en los libros infantiles de género, que han acabado en el centro de la polémica.

Esto sucede porque hasta que no se impida el ingreso sistemático de la ideología de género en las escuelas por medio de planes de formación estructurados e insertados en el currículum escolar, la lectura de estas fábulas, junto a los espectáculos teatrales de idéntico tenor cultural, serán el instrumento más avanzados de una colonización ideológica sin ninguna base científica pero que se vende como la lucha contra los estereotipos y como educación de las diferencias, tal y como recoge La Nuova Bussola Quotidiana.

Hay que añadir que este tipo de libros no tiene ningún mercado real de referencia que justifique una difusión comercial, pero que se promueven en Italia por las administraciones locales condescendientes a través de eventos como festivales para la infancia y de iniciativas de las escuelas y de los ayuntamientos.

Este tipo de libros no tiene ningún mercado real de referencia que justifique una difusión comercial

Por este motivo, la decisión del consejo municipal de Todi, en Umbria, de quitar los libros de género de las estanterías infantiles de la biblioteca municipal es un acto de gran valor político que vale la pena contar.

El pasado 9 de noviembre, con una directiva firmada por el asesor de Políticas Familiares, Alessia Marta, y el asesor de la Cultura, Claudio Ranchicchio, la nueva Administración de centro derecha que se retomó el cargo el pasado junio, ha dispuesto el cambio de los libros infantiles de género de la sección infantil a la de adultos.

No es ninguna censura o retirada, sino que simplemente se ha visto oportuno que temas tan sensibles se afronten con la ayuda de un adulto y no se dejen a la libre interpretación de los niños de Todi que acuden regularmente a la biblioteca, con motivo de un proyecto de acercamiento a la lectura que han comenzado en los colegios.

La decisión no ha hecho más que respetar la libertad educativa de las familias y el primer lugar de los padres en la educación reconocidos en el artículo 29 de la Constitución. Si alguien quiere enseñar a los hijos que dos pingüinos macho pueden incubar un huevo y cuidar una cría, puede acudir a la sección de adultos y ojear el volumen que cuenta esa historia.

Y quien cree que en la estructuración de las personalidad de un niño no hace falta este tipo de propaganda y que el respeto por las diferencias pasa por otras formas de educación, podrá enviar a sus propios hijos a la biblioteca sin preocuparse de qué puede acabar entre sus manos.

Según Alessia Marta esta medida está basada y legitimada por la sensibilidad expresada por la ciudadanía.

La decisión no ha hecho más que respetar la libertad educativa de las familias y el primer lugar de los padres en la educación

Pero no han faltado tampoco las críticas por parte de los defensores de lo políticamente correcto. Basta decir que la orden para la biblioteca era un documento administrativo interno que sin embargo se ha hecho público probablemente por personas que trabajan en la Administración local e interesadas en levantar un polvorín.

El círculo LGTB más importante de la región, Omphalos de Perugia, ha reaccionado inmediatamente y a través de su presidente ha hablado de “una orden oscurantista, de cruzada medieval que demuestra una vez más cómo ciertos personajes y partidos políticos no tienen en mente el bienestar y la integración de nuestra sociedad, sino la imposición de su verdad y la salvaguarda de una sociedad basada sobre el odio contra todo aquello diferente al modelo predominante”.

La medida adoptada por el ayuntamiento de Todi es todavía más significativa si se tiene en cuenta que la junta de centro izquierda que gobierna Umbria es la primera Administración regional que introdujo una ley contra la homofobia.

El texto, aprobado la pasada primavera, fue duramente criticado por la oposición y por los líderes locales de Family day que señalan los aspectos más liberticidas de la norma que, entre otras cosas, prevé la institución de un observatorio regional que podrá intervenir los periódicos umbros, las empresas privadas y al personal de la Administración pública.

Cambiar de políticas en materia de educación y de promoción cultural no solo se puede, sino que se convierte en un deber hacia los votantes

Teniendo en cuenta el respeto a los homosexuales y a la pluralidad de opiniones, la nueva junta de Todi demuestra que algunos procesos condicionados por el pensamiento único dominante no son irreversibles.

Legitimados por el voto popular, cambiar de políticas en materia de educación y de promoción cultural no solo se puede, sino que se convierte en un deber hacia los votantes, especialmente cuando a estos se les ha pedido el voto sobre la base de precisos compromisos electorales.

No es de extrañar que el nuevo alcalde de Verona, Federico Sboarina, haya tomado una medida similar para las bibliotecas de la ciudad. Es todavía más significativa de la Red Ready (unión de las Administraciones públicas que adoptan praxis pro LGTB, incluidos planes educativos en las escuelas) de los ayuntamientos de Sesto San Giovanni y de Piacenza; también es importante que Génova no haya renovado el patrocinio para la orgullo gay. Todas son antiguas ciudades rojas que cambiaron de mano en las últimas elecciones del pasado junio.

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