Desde tiempos ancestrales el Ser Humano ha orado y pedido a Dios sobre todo en momentos de mayor tribulación y como lo comento en el artículo “Contra el pecado no basta con solamente arrepentirse”, Dios no deja oración sin respuesta.
Oración: la elevación del alma hacia Dios
La oración, según el catecismo de la Iglesia Católica es, efectivamente “la petición a Dios de bienes convenientes” pero además y de manera muy importante, es la elevación del alma hacia Dios”. Cuando los discípulos de Jesús le pidieron que les mostrara como orar, Él les enseñó el Padrenuestro y además les enseña que la comunicación con nuestro Padre debe ser de total sinceridad y de plena apertura; el Papá Juan Pablo II dijo que “la oración debe abrazar todo lo que forma parte de nuestra vida, no puede ser algo suplementario o marginal ya que esta es la que siempre, primera y esencialmente, derriba la barrera que el pecado y el mal pueden haber levantado entre nosotros y Dios”. El Pecado corrompe y limita nuestra relación con Dios, la confesión restaura esa relación y la oración constante es la que nos permite mantener una relación verdadera con nuestro Padre Dios.
Evidencias de la Oración y su Poder
La oración que nos mantiene en relación con Dios tiene gran poder y muchas veces lo ignoramos, ese poder no está en las palabras que decimos o en la persona que las dice, el poder de la oración está en Dios, ya que en la oración pedimos a Dios por las cosas que no podemos resolver o que se salen de nuestras manos, así que la solución a nuestros problemas viene del poder de Dios. A lo largo y ancho de toda la Biblia encontramos un sinnúmero de citas que nos hablan acerca de la oración y del poder que esta tiene. El Salmo 107, 28-30 es uno de tantos ejemplos del poder de Dios ya que aquí se nos relata que en la angustia invocaron al Señor, y él los libró de sus tribulaciones, cambió el huracán en una brisa suave, se aplacaron las olas del mar y el Señor los condujo al puerto deseado.
Jesús nos dice que pidamos sin dudar, que pidamos con Fe y nuestra oración tendrá respuesta; en Mateo 7, 7 Jesús nos dice: “Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá la puerta”; también en Mateo pero en el capítulo 21, 22 Jesús afirma que todo lo que pidamos en oración y con fe lo recibiremos; en Marcos 11, 24 Jesús nos dice que cuando pidamos creamos en que lo recibiremos y así ocurrirá. El común denominador en estas citas, además de la acción de pedir, es hacerlo con FE, siempre confiando y pidiendo que se haga sólo la voluntad del Padre ya que muchas veces pedimos cosas que no son lo más conveniente y al negárnosla creemos que Dios no lo quiso así pero no debemos pensar en que sea por falta de amor, sino todo lo contrario, es porque nos ama que decide no darnos lo que le pedimos pero si darnos algo mejor.
El Poder de la oración (recuerda que es el poder de Dios) es capaz de resolver nuestros problemas más grandes o nuestras tribulaciones mas tormentosas. En Hechos 9, 40 se nos relata cómo el apóstol Pedro fue capaz de resucitar a una buena mujer llamada Tabita, pero antes de lograr el milagro, oró a Dios pidiendo fuera Él quien lo realizara; también en Santiago 5, 14-16 se nos da la instrucción de orar por los enfermos y ungirlos con aceite en el nombre del Señor y esta oración con Fe salvará al enfermo. Otro factor importante, que se debe destacar, ya que de este depende el poder de la oración es que Jesús nos dijo que todo lo que pidamos a Dios lo hagamos en su nombre para que el Padre sea glorificado en el Hijo (Juan 14, 13-14) y de esta manera todo lo que pidamos al Padre en el nombre de Jesús, Él lo hará; por lo que es importante que tengamos en mente que todas nuestras oraciones y peticiones deben hacerse en el nombre de Jesucristo nuestro salvador.
Aprovecha este medio de comunicación con Dios, invócalo en tus momentos de alegría, de tristeza, de miedo y te aseguro que estará contigo, te escuchará.
Catolisopio