La fiesta de la Candelaria es el 2 de febrero y tiene su origen en dos pasajes de la Biblia: La Purificación de María y la Presentación del Señor al templo.
¿Cuál es el fundamento bíblico de esta la fiesta de la Candelaria?
Según el pensamiento bíblico del Antiguo Testamento, la mujer quedaba impura en el momento del parto (por la sangre que derramaba en el acto de dar a luz), por lo que debía cumplir con un rito establecido para su purificación. Para ello tenía que esperar 40 días, si daba a luz a un niño, y 80 si daba a luz a una niña. Después del tiempo esperado, la mujer se presentaba en el templo para cumplir con el rito de purificación, llevando consigo la ofrenda prescrita por la ley que consistía en presentar dos animales, que en el caso de los pobres, eran dos pichones o tórtolas.
El ritual prescribía el sacrifico de uno de los animales para que, con su sangre, se rociara al otro y después se le dejara en libertad. El significado era claro: con el precio de la sangre de uno se obtenía la libertad del otro; o dicho de otra forma, gracias a la sangre del sacrificado, la mujer impura recuperaba su pureza.
Aunque María dio a luz a Jesucristo sin perder su virginidad ni derramar gota alguna de sangre, ella se presentó en el templo para cumplir con lo que prescribía la ley. María y José llevaban consigo al Niño Jesús como también marcaba la ley: que a los 40 días de nacido, todo varón judío debía ser presentado en el templo.
Origen del día de la Candelaria.
¿Por qué se le llama Fiesta de la Candelaria?
Desde tiempos inmemoriales, la liturgia celebra la presentación de María en el templo el día 2 de febrero; es decir, 40 días después del nacimiento de Jesús. Esta fiesta tuvo inicialmente un carácter penitencial y purificatorio, pues las personas se acercaban al sacramento de la penitencia o hacían procesiones.
Tomando en cuenta las palabras del anciano Simeón, que en el Evangelio llama a Jesucristo “Luz para alumbrar a las naciones” (Ver Lc 2, 28-32), en las procesiones se utilizaban velas encendidas, lo que dio origen a que se le llamara también “Día de las velas”, “Día de las candelas” (candela = vela) o “Día de la Candelaria”.
¿Cómo se celebra esta fiesta México?
En nuestro pueblo hay una gran devoción al Niño Jesús y en todos los hogares hay una imagen de Él que nos ayuda a vivir el tiempo santo de la Navidad. En Noche Buena, llevamos la imagen a la Misa de Gallo y, al final de la celebración, los padrinos la arrullan y la llevan a acostar en el pesebre (puesto en el Nacimiento) entre las imágenes de María y José. Pasado el 6 de enero, fiesta de los Reyes Magos, los padrinos recogen la imagen del Niño y la llevan a su casa donde la visten primorosamente para llevarla a presentar al templo el 2 de febrero, Día de la Candelaria. Todo esto se hace entre sencillas fiestas familiares en las que no faltan los tradicionales tamales y atole.
¡Vive el Día de la Candelaria apegado a tu fe!
¿Es necesario que mi niño tenga un padrino?
Aunque la tradición señala que el Niño Dios debe tener un padrino y que estos lo son por tres años consecutivos, no es necesario seguir al pie de la letra estas normas.
Lo más importante de la figura del padrino es que constituye un signo de amistad. Se invita como padrinos del Niño a personas a las que uno aprecia y con las que quiere uno estrechar la relación de amistad, ligándola con algo tan sagrado como el mismo Niño Jesús. El ser padrino debe considerarse como un honor que nos hacen nuestros amigos, pero sería bueno tomarlo también como un signo de predilección de Dios. Fíjense: ¡ser padrinos nada menos que del Niño Jesús! Que ese honor sea correspondido con un esfuerzo por acercarnos más a Cristo y por vivir más de acuerdo con su enseñanza. Es conveniente que los padrinos acudan a confesarse con tiempo para comulgar en la Misa del 2 de febrero y así recibir en su corazón a ese Jesús por el que han mostrado tanto cariño al vestirlo y llevarlo a presentar al templo.
¿Cómo debo vestir a mi Niño Dios?
La bondad de esta tradición desmerece cuando en lugar de fijarnos en lo más importante nos quedamos en lo secundario. Y es que se le ha dado exagerada importancia al tipo de ropa que va a llevar la imagen del Niño ¡y eso no tiene importancia!
Toma en cuenta estos consejos para vestir al Niño Dios el Día de la Candelaria.
Esa exageración también nos ha llevado a vestir al Niño de diferentes modelos, entre los que no faltan los de San Miguel, San Martín, San Judas, de Papa y hasta de futbolista. Esta deformación de la tradición sería digna de risa si no fuera porque es una falta de respeto involuntaria. ¿De qué vestimos al Niño? ¡Pues de Niño Jesús y párele de contar! No caigamos en lo ridículo.
Estas son algunas sugerencias para vestir al Niño Dios en la fiesta de la Candelaria.
¿Cómo debe ser nuestra veneración al Niño Dios?
Los católicos admitimos representar con imágenes a Jesús, a la Virgen y a los santos porque nos ayudan a comprender mejor lo divino y a acercarnos más a Dios, tal como lo hacemos con las fotos de nuestros seres queridos. Asimismo, lo importante del culto que damos a la imagen del Niño Dios es que nos lleva a dar culto a Jesús, representado en la imagen, que por sí misma no es digna de amor ni de veneración ni tiene atributo alguno que la haga semejante a una persona. Es tan sólo un retrato de Jesús.
Lo importante es entender, a través de la imagen, que todo un Dios se dignó dejar su cielo para hacerse hombre como nosotros y en medio de nosotros. Se hizo indefenso como todos nuestros niños y quiso depender en todo de nosotros los hombres ¡por amor! Un amor que lo llevaría a morir en la cruz.
El amor de Jesús, tan tiernamente expresado en su imagen de Niño, nos debe llevar a una correspondencia generosa que no quede en los meros sentimientos de “¡ay, qué bonito!”, “¡mira, tiene frío!” o “¡está triste!”. Su amor nos obliga a amar también a esos nuestros hermanos a quienes tanto ama Jesús.
Para aprovechar la Fiesta de la Candelaria
A lo largo de los siglos esta fiesta ha ido presentando algunos cambios y actualmente es aprovechada por muchos padres de familia, quienes llevan a sus hijos pequeños a la Iglesia para que reciban la bendición. Esta fiesta es una oportunidad para ofrecer nuestros hijos a Dios Padre para que los bendiga y los lleve por buen camino.
Sigamos con nuestro amor a Dios, a Cristo y a los santos. Aprovechemos que las imágenes nos hacen sentir más su presencia. Sintamos que Cristo es parte de nuestra familia, pero no caigamos en errores que desvíen nuestra fe y se conviertan en motivo para que los católicos seamos criticados como idolatras
Fuente: Desde La Fe