Serge Abad-Gallardo fue masón durante 24 años y llegó al grado 14, pero durante una visita al santuario de Lourdes (Francia) se convirtió al catolicismo. Asegura que ahora tan sólo quiere explicar la verdad que hay detrás de la masonería para que cada persona pueda elegir libremente.
En una entrevista concedida a La Contra y realizada por Álex Rosal, el ex masón asegura que “no se puede ser cristiano y aún menos católico y pertenecer a la masonería” y por lo tanto un masón tampoco puede comulgar.
“A veces los masones dicen que la Iglesia es intolerante porque no les deja ser masones y católicos, pero esto no es así sólo en la Iglesia Católica, sino en otras muchas también, como la Iglesia Anglicana u Ortodoxa. Incluso en 1978 un consejo musulmán pronunció una ‘fatwa’, que es una ley, por la que no se puede ser musulmán y masón”, precisó Abad Gallardo.
En ese sentido explicó que “la masonería es una religión y por lo tanto no se puede pertenecer a dos religiones diferentes y sobre todo tan antagónicas”, algo que la Iglesia deja claro pero que, según afirma, “hay muchas citas de masones, maestros nacionales y altos dignatarios de la masonería que también dicen que no se puede ser masón y católico”.
Por eso afirmó que “la masonería es una religión con sus propios dogmas, aunque se declare adogmática. Es una religión y un sistema político y se ve claramente en Francia, en donde están en el poder desde hace tres siglos”.
Además de ser una religión como tal, la masonería está profundamente relacionada con el culto al demonio.
“En la masonería se habla de la sabiduría que se encuentra en el árbol del paraíso, que es luciferiana ya que es ser como Dios”, explica. Además precisa que en su libro “Por qué dejé de ser masón” incluye una “plancha”, es decir, una extensa relación masónica “que dice que el grado 12, que es el de gran maestro arquitecto, es el principal para ser como Dios, para conseguir esa sabiduría. Eso es una herejía, una blasfemia”.
También habló en la entrevista de la Fraternidad parlamentaria de Francia, que es un grupo de parlamentarios masones de distintas formaciones políticas de todas las ideologías que se unen para influir en las leyes y sobre lo que llaman “sujetos de sociedad”, que son temas como el aborto, la eutanasia o el matrimonio homosexual.
Culto a Lucifer
Según precisa en la entrevista, en Francia hay tres tipos de masones: Los que buscan poder, los que querrían seguir la revolución francesa y los que buscan la verdad, pero que son engañadas para entrar en la masonería.
“El primer tipo es de personas orgullosas, que buscan el poder y ese es un pecado del que se sirve Lucifer. Las segundas que hablan de una revolución permanente, quieren eliminar a la Iglesia Católica y las terceras, aun sin saberlo, sirven a Lucifer porque participan en ritos y practican rituales que son casi todos luciferianos. En las tres categorías sirven a Lucifer”, explica.
Por eso insiste en que “la masonería es anti Iglesia y su objetivo es destruir la Iglesia Católica y todas las iglesias, o al menos reducirlas mucho y desarrollar una religión puramente masónica. Tengo en mis libros más de 300 citas de carácter luciferiano de la doctrina masónica”.
Sin embargo, precisa que no puede hablar de “rituales satánicos”, aunque algunos autores aseguran que en grados superiores, como el grado 33, “hay una glorificación explícita de Lucifer”.
“No sería raro que en otros grados también se diera esa glorificación a Lucifer. De hecho, en el primer grado del rito escocés, que es el rito más aceptado y extendido, hay una ceremonia que se llama ‘la vuelta a la luz’ con la que se empieza el año nuevo masónico. En esta ceremonia no hay una glorificación, pero sí se da gracias a Lucifer por traer al mundo la luz que la Iglesia no le da. El venerable maestro dice: ‘Lucifer, te doy las gracias por traer la luz a la Humanidad’”, señaló.
Pero más allá de glorificaciones hay momentos en los que se profana la Eucaristía, así Abad Gallardo asegura que en el grado 18 “se hace un rito similar al de la Eucaristía, que se llama ‘La Cena’, en el que el venerable maestro parte el pan y distribuye el vino, tomando la personalidad de Jesús y eso es una blasfemia”.
Salir de la masonería
Después de convertirse al catolicismo durante una visita al Santuario de Lourdes (Francia), Serge buscó la dirección espiritual de un sacerdote que le ayudara a salir de la masonería.
“Tras decidir dejar la masonería me quedé un año más porque consideraba que era importante hablar del Evangelio y del Dios verdadero, no del gran arquitecto, a las personas que estaban allí. Mi director espiritual me dijo que hiciera lo que considerara, ya que ahora era consciente de que la masonería y el cristianismo son incompatibles y me advirtió que mientras que estuviera en la masonería no podía comulgar”.
“Cuando dejé de ser masón perdí todos mis apoyos. Al escribir sobre ellos y denunciar las tramas políticas que hay detrás de la masonería hace que tenga muchos enemigos, pero todo esto no me importa porque encontré un amigo en Jesucristo y una amiga en la Virgen y nadie puede superar eso”.
“Lo he perdido todo en el plano material y profesional, porque he encontrado una espiritualidad que no se puede encontrar en la masonería”, asegura y explica que sufrir todo esto no le importa “porque tengo conciencia de servir a Jesús”.
También precisa que cuando dejó la logia no recibió amenazas directas, pero “sí indirectas, con que tendría problemas, incluso físicos. Pero no les temo, pienso que estas personas están perdidas y por eso rezo por ellas”.
Qué establece la Iglesia
El Código de Derecho Canónico de 1983 advierte en su canon 1374 que “quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación ha de ser castigado con entredicho”.
Esta nueva redacción supuso dos novedades respecto al Código de 1917: la pena no es automática y no se menciona expresamente a la masonería como asociación que conspire contra la Iglesia.
Previendo posibles confusiones, un día antes de que entrara en vigor la nueva ley eclesiástica, fue publicada una declaración firmada por el Cardenal Joseph Ratzinger, entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y futuro Papa Benedicto XVI.
En ella se señala que el criterio de la Iglesia no ha variado en absoluto con respecto a las anteriores declaraciones, y la nominación expresa de la masonería se había omitido por incluirla junto a otras asociaciones.
Se indica, además, que los principios de la masonería siguen siendo incompatibles con la doctrina de la Iglesia, y que los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas no pueden acceder a la Sagrada Comunión.
ACI Prensa