Luis Barrera
El amor es universal, sin embargo, las formas y medios por los cuales lo expresamos pueden ser muy distintas y variadas como el lenguaje mismo.
Por ello Gary Chapman, conocido escritor y filósofo, llegó a posicionarse en el año 1995 con el libro Los 5 tipos de lenguajes del amor.
¿Cuáles son los 5 tipos de lenguajes del amor?
Los cinco lenguajes que Chapman enumera son:
Contacto físico
Palabras de afirmación
Tiempo de calidad
Regalos
Actos de servicio.
Este pensamiento ha dado apertura a conocernos mejor, conocer a aquellos que amamos y encontrar armonía en nuestras relaciones; sin embargo, en algún punto del camino puede llegar a ser riesgoso encasillar el amor en cinco rubros, es evidente que no es tan sencillo.
El autor desarrolla cada punto profundamente pero al conocer algo de manera tan sistemática, el riesgo puede ser caer en una especie de condicionamiento, en el cual hago feliz al otro con lo que le gusta y los demás me hacen feliz con aquello que me gusta, ante ello podría existir cierta conformidad, una característica que no puede ser propia del amor
En este punto es necesario recordar que el amor es una decisión libre que involucra mucho más que un estado de satisfacción.
El madurar y mantener un amor auténtico conlleva tiempo, donación, renuncia, entre otros elementos, es por ello que siguiendo la línea de los lenguajes del amor quisiera hablar de una parte fundamental.
El lenguaje
La RAE define el lenguaje como la “Facultad del ser humano de expresarse y comunicarse con los demás a través del sonido articulado o de otros sistemas de signos”, todos nos comunicamos y en casi todo momento, desde que nacemos encontramos los medios para expresar lo que sentimos y/o queremos mediante el llanto, berrinche, risa, etc.
Nuestro mayor intento en nuestra edad más tierna es el balbuceo, con ánimo y esfuerzo buscamos entablar una comunicación profunda con los demás, es torpe y en su mayoría ininteligible pero la motivación y aliento que recibimos es suficiente para iniciar un vínculo con el cual llegar a usar el lenguaje.
Por tanto, si hablamos de lenguajes del amor, es necesario saber desarrollar ese lenguaje, por ello, el balbuceo del amor es la amistad.
La amistad como lenguaje primario
La palabra amistad ha sido menospreciada en los últimos tiempos, desconocemos el valor y significado de una auténtica amistad.
Si ignoramos algo tan fundamental, no es sorpresa que encontremos crisis en nuestras relaciones personales.
Dice el Papa Francisco en Christus Vivit “La amistad no es una relación fugaz o pasajera, sino estable, firme, fiel, que madura con el paso del tiempo. Es una relación de afecto que nos hace sentir unidos, y al mismo tiempo es un amor generoso, que nos lleva a buscar el bien del amigo. Aunque los amigos pueden ser muy diferentes entre sí, siempre hay algunas cosas en común que los llevan a sentirse cercanos, y hay una intimidad que se comparte con sinceridad y confianza.”
Y es que tener un amigo nos enseña a amar, el valor de la amistad nos permite conocer sin prejuicios al otro, encontrarme en él mediante nuestras semejanzas y diferencias. Me permite reconocer mis virtudes y llevarlas a su máxima expresión pero también encontrar mis errores y corregirlos.
El verdadero amigo es capaz de corregir y aceptar la corrección con amor, la incondicionalidad del amigo es un valor que se va olvidando y es necesario rescatar; qué necesario es encontrar un sentido de pertenencia y saber que alguien a quien amo y me ama estará conmigo sin importar las circunstancias.
El balbuceo del amor por tanto puede ser lento, puede haber errores en él, a veces no podemos entenderlo pero sabemos que busca el bien del amigo, del ser amado; busca en el interior lograr esa conexión, llegar a un entendimiento, lograr un auténtico lenguaje de amor y como ambas partes aprenderán en el camino, es posible empatizar y salir adelante juntos.
El balbuceo es inocente, no tiene doble intención, es tan sólo la gracia de comunicarse sin temores; el bebé inocentemente se expresa al balbucear, siente la libertad e ignora la represión, es auténticamente él. La amistad debe preservar la inocencia y libertad del que ama.
¡Qué necesario es el balbuceo del amor!
Hoy en día, vemos relaciones de pareja que nunca han pasado por un periodo de amistad, de reconocimiento y de mejora para el otro; encontramos jóvenes desolados, sin nadie a quien acudir y abrirse plenamente porque no tienen ni un amigo con quien balbucear. ¿Cuántas familias se desintegran y destruyen por no encontrar el valor de la amistad en medio de ellas? Urge aprender a balbucear antes de querer dar grandes discursos.
Decía mi abuela, “lo que empieza mal termina mal”, las relaciones de amor necesitan bases sólidas para prosperar y no puede haber mejor base que la amistad para caminar en el lenguaje del amor.
El balbuceo del amor nos ayudará a no aspirar a nuestras propias satisfacciones, nos ayudará a reconocernos en el otro, a salir de nosotros y poder abrazar la humanidad del otro con todos sus matices, sintiéndonos libres y siendo auténticos. Sólo así podremos caminar hacía un auténtico lenguaje del amor.