El atractivo morboso de la posesión diabólica, exacerbado y deformado por el cine con manifestaciones espectaculares, puede ser también un aliado del diablo. Sobre todo, si nos hace olvidar formas mucho menos llamativas, pero más corrientes y eficaces, con las que gobierna nuestra vida a través de la superstición y del pecado. Recientemente el National Catholic Register presentó algunas de ellas.
- Los horóscopos
Puedes encontrarlos en periódicos y revistas. Cada día aseguran que te dicen lo que sucederá en tu vida de acuerdo a tu “signo zodiacal” y muchas personas lo consultan religiosamente y creen en sus “predicciones”.
Sin embargo, está mal hacerlo porque los horóscopos reclaman tener el poder de conocer el futuro, algo que solo pertenece a Dios.
Por ello, creer en los horóscopos atenta contra el Primer Mandamiento: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, porque no estás confiando en Él ni en los maravillosos planes que tiene para cada uno de sus hijos.
- Los médium
Los médium son personas que dicen tener el don de la “clarividencia” y que a través de su sensibilidad paranormal pueden servir de “mediadores” para comunicarse con los espíritus o incluso manipular el mundo espiritual.
Hay que recordar que la Palabra de Dios condena el conjuro de los muertos en Dt. 18, 10-11 y en Is 19,3.
Los médium y otros semejantes, o son estafadores u obtienen su poder del demonio.
- El turismo paranormal
Últimamente se ha popularizado la visita a las “casas embrujadas”. Se estima que en Estados Unidos unas 1200 casas embrujadas ganan al año más de 500 millones de dólares por permitir utilizar equipos paranormales a los aspirantes a cazadores de fantasmas que se burlan de los espíritus para obtener una respuesta.
El padre Vincent Lampert, exorcista de la diócesis de Indianápolis (Estados Unidos) explicó en una ocasión que algunos sucesos “paranormales” que se presentan en las casas pueden ser un alma del purgatorio que “está buscando oraciones e intentando llamar la atención de la gente”.
Cuando se presente esta circunstancia, sugirió comenzar a orar y “si todo se calma cuando comenzamos a rezar, entonces es un alma del purgatorio”. Pero “si es el mal, las cosas se vuelven más turbulentas porque a un demonio le atormenta la oración”.
- Desear que alguien se vaya al infierno
Es probable que todos hayamos escuchado a alguien decir “que arda en el infierno” o “vete al infierno”. Por ejemplo, las personas a las que se les desea eso suelen ser los asesinos, abusadores de niños o alguien que haya hecho algo muy malo.
Pero hay que reflexionar sobre esto. El demonio quiere que las almas pasen la eternidad en el infierno. A pesar de lo horrible que pueda ser esa persona, nunca debemos desear la condenación de nadie porque estamos poniéndonos del lado de Satanás y enfrentándonos a la voluntad de Dios, quien desea que todos se salven y estén con Él en el Cielo.
- Supersticiones como “tocar madera” o “no pasar debajo de una escalera”
Hay católicos que lo hacen. Por ejemplo, cuando arrojas una moneda a la fuente para pedir un deseo, cruzas los dedos, evitas que un gato negro cruce en tu camino, que se caiga la sal, etc.
Pueden parecer cosas inofensivas –como tener amuletos de buena suerte o los pies de conejo– pero en verdad estás buscando poderes que no son de Dios. En vez de tocar madera o pedir un deseo, haz una oración.
- Leer la palma de la mano o las cartas del tarot
Puedes encontrar en la calle o en las ferias adivinos que te leen la mano o tu destino en las cartas del tarot. Al escuchar sus predicciones estás dejando entrar al demonio en tu vida, porque ellos buscan manipular el mundo conocido al aprovechar un poder que no es Dios.
Y no te dejes engañar por alguien que quiere leerte la mano y usa una cruz, un rosario o porta otro símbolo cristiano.
- Comprar productos que “tienen poderes”
Con esto nos referimos a los cristales, piedras o aceites que son utilizados y vendidos por las compañías afirmando que tienen poderes sobrenaturales.
Para un poder real, habla con el Creador del Universo y recibe de Él gracias sobrenaturales a través de los sacramentos.
- No perdonar
Jesús repitió en diversas ocasiones la importancia de perdonarnos los unos a los otros. Eso no significa que estés obligado a ser amigo o amiga de esa persona.
Orar por alguien y dejar ir el rencor y la ira con el auxilio de Dios ayuda a que sanes tus heridas. No querer perdonar es apoyar al demonio e ir contra la voluntad divina.
- La pornografía
Incluso dentro del matrimonio, la pornografía es una forma de maldad que está muy enraizada en nuestra cultura.
El arzobispo de Pamplona y Tudela (España), Francisco Pérez, advirtió de que “los frutos que conlleva esta dependencia [la pornografía] son desastrosos y el alcance de violencia que engendra son desbordantes”.
También aseguró que “mata al amor” porque “estudios recientes han encontrado que después que un individuo ha estado expuesto a la pornografía, se califican a sí mismos con menor capacidad de amor que aquellos individuos que no tuvieron contacto con la pornografía”.
- Creer en apariciones condenadas por la Iglesia
El National Catholic Register recogió en un artículo la explicación del padre Auguste Poulain, un teólogo que afirma que a veces el diablo puede valerse de las “revelaciones privadas” para “atrapar a los católicos”.
“El diablo puede fingir alentarlos al bien por un tiempo para después arrastrar a su víctima a exageraciones y extravagancias. Siempre que el final sea malo, le importa poco el camino que conduce a él”, indicó el sacerdote.
Por ello, es recomendable consultar las apariciones aprobadas por la Iglesia y acudir a un sacerdote experto en caso de tener algunas “visiones”.