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México

Si crees en Dios, vota con buen juicio

Los mexicanos sabemos muy bien que, desde la Constitución de 1857, México se proclamó como un Estado laico y de igual manera, la Constitución de 1917 en el artículo 130 establece que tanto la Iglesia como el Estado deberán permanecer separados en varios aspectos.

Pero preguntémonos, ¿quiere esto decir que los católicos que somos la mayoría, no podemos participar, opinar, contradecir, votar o influir en nuestro proceso político? Esto no lo estipula nuestra Constitución, de tal manera que deberíamos reflexionar un poco en dónde quedan nuestros principios, valores y forma de vida a la hora de tomar una decisión que influirá en nuestras familias, en la sociedad y en el país.

A la hora de votar por un candidato en particular y si profesas la religión católica, deberás considerar en primer lugar los “principios no-negociables” mencionados por el Papa Benedicto XVI que conforman las pautas que nunca se podrán derogar ni dejar a merced de consensos partidistas en la configuración cristiana de la sociedad y que son:

La paz, la justicia, la solidaridad, el bien de la familia fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, la tutela de la vida humana desde la concepción hasta su muerte natural, y el derecho y obligación de los padres a educar a sus hijos.

San Juan Pablo II, en la Exhortación Apostólica Christifideles Laici (1988) nos decía que “es necesario mirar cara a cara este mundo, con sus valores y problemas, sus inquietudes y esperanzas, sus conquistas y derrotas; un mundo cuyas situaciones económicas, sociales, políticas y culturales presentan problemas y dificultades, “…Jesús les quiere como a todos sus discípulossal de la tierra y luz del mundo (Mt 5, 13-14).” Pero ¿cuál es el rostro actual de la “tierra” y del “mundo” en el que los cristianos han de ser “sal” y “luz”?

La actual contienda política habla de problemas sociales que llaman primordiales como son “la corrupción, la pobreza, la violencia, la inseguridad”, pero de esto se habla sin profundizar en el verdadero origen de todas estas problemáticas.

Considero que la naturaleza de los asuntos a debatir es también relevante como son: el aborto, la educación sexual de menores, el acceso al manejo de los cuidados a la salud sobre todo de las madres en gestación, las formas del combate a la drogodependencia, el uso y prohibición de la mariguana, ética o corrupción laboral, ética y cuidado del medio ambiente y otros. Estos grandes temas involucran algunos de los valores sociales-éticos-colectivos más importantes. Incluso, muchos de ellos están ligados al respeto por la vida y también ligados con el nacimiento y la muerte que son dos de los eventos en los cuales formamos nuestros valores de mayor relevancia. Estos valores, junto con nuestros principios, actitudes, creencias, tradiciones y demás, conforman el paradigma sociocultural en el que se basa la sociedad en que vivimos.

México, en sus tradiciones como las conocemos en fechas como el 12 de diciembre o las enormes y populosas representaciones de Semana Santa, ¿somos una sociedad secular?

Un laico puede decir que la religión no posee un papel válido en la formación de nuestros valores compartidos y por tanto, no tiene cabida en el espacio público. Francamente creo que esta deducción es equivocada porque si la mayoría nos consideramos como parte de una creencia religiosa, entonces ¿podemos realmente pensar de manera laicista y reemplazar la función de la religión que profesamos en la vida pública?

Hay un error básico al aceptar que el secularismo es neutral porque se antepone la disyuntiva: o secularismo o religión, pero la verdad es que las situaciones sociales exigen la unidad de ambas. Necesitamos que todas las voces sean escuchadas en el espacio democrático público, ya que todos tenemos derecho a hacerlo.

Recordemos que los principios básicos en los que se funda la democracia son la libertad y la igualdad. Así pues, dar preferencia a la laicidad es contravenir los principios de libertad e igualdad en los que se basa la democracia e impedir que ésta funcione como tal.

Juan Pablo II nos decía con claridad que “Es verdaderamente grave el fenómeno actual del secularismo, y no sólo afecta a los individuos, sino a comunidades enteras…crecientes multitudes se alejan prácticamente de la religión.”

¿Cuál es la condición secular de los fieles laicos?

Los fieles laicos vivimos en el mundo, esto es, “implicados en todas y cada una de las ocupaciones y trabajos del mundo y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social,…somos personas que estudian, trabajan, entablan relaciones de amistad, sociales, etc.….ya que el mismo Verbo Encarnado quiso participar en la convivencia humana, quiso llevar la vida de un trabajador de su tiempo….” (Gaudium et Spes, 32)

Así, todos los miembros de la Iglesia son partícipes de su dimensión secular y así, el mundo se convierte en el ámbito y el medio de la vocación cristiana de los fieles laicos, no han sido llamados a abandonar el lugar que ocupan en el mundo, por el contrario, “son llamados para contribuir desde dentro a modo de fermento, a la santificación del mundo…” (Lumen Gentium, 31)

La religión nos trae importantes consideraciones que no las hay en el secularismo y viceversa. Necesitamos estar atentos a ambos lados y darles su propia medida si es que hemos de hacer decisiones inteligentes sobre los valores que deben tener prioridad.

Una de las tareas más importantes de las voces con contenido religioso en el espacio público, es ayudar a colocar los valores sociales y éticos en un contexto moral. La religión debe ser tomada en cuenta como titular de nuestra memoria moral colectiva.

Necesitamos revaluar la religión, aunque no seamos gente de fe, esto para tomarla en cuenta como depósito del conocimiento y sabiduría tradicional. Los conflictos de valores, las múltiples propuestas políticas que muchas veces excluyen lo que nos hace humanos, no pueden excluir a las voces creyentes del espacio público, pues al hacerlo, exacerban la confusión y los conflictos.

Una conciencia religiosamente informada no debe recibir privilegios, pero tampoco debe considerarse en desventaja. En este aspecto, el estricto significado de “secular” es plural o inclusivo en su sentido más amplio.

Comunicadores Católicos

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