Pon a prueba tu paciencia, respira profundo, y aplica estos consejos que terminarán con los peores berrinches del mundo.
Como si se tratara de un curso intensivo de paciencia y creatividad todos los padres debemos enfrentar alguna vez en nuestra vida el berrinche de alguno de nuestros hijos. Para algunos la prueba es sencilla y con algunas cuantas técnicas, salen triunfadores. Para otros la prueba se convierte en todo un examen profesional y hay familias que hasta repiten curso con cada hijo.
Así que si tú eres mamá y tu pequeño está entre uno y seis años, aquí encontrarás algunas recomendaciones probadas por muchos padres que pasaron el camino de la crianza y salieron exitosos.
A leer y toma nota, para comenzar a aplicarlas hoy mismo.
Características de esta etapa de vida
Se le llama Primera infancia a la etapa de desarrollo que va de 1 año hasta los 6, y es en este tiempo donde se van a desarrollar como nunca el área de lenguaje, el área socio-emocional, el área cognitiva y la motora. Tú podrás ver la rapidez con la que el niño va adquiriendo mayor autonomía, se identifica a sí mismo como alguien y sobre todo, cómo comienza a socializar y buscar un lugar en la familia.
En esta edad ya entabla muchas relaciones sociales, disfruta la compañía de otros niños de su misma edad, aprende a compartir juegos, y es capaz de aceptar acuerdos para resolver dificultades. Es aquí donde los berrinches pueden hacer su aparición pues se sienten frustrados, enojados, con miedo o simplemente porque quieren hacer algo y no pueden.
Los niños están aprendiendo a regular y expresar sus emociones pero cuando no saben cómo reaccionar, lo que quieren exactamente o qué decir, pierden el dominio que tienen sobre sí mismos, dejan de pensar en las consecuencias de sus actos y no pueden apegarse a las reglas que seguramente tú ya has establecido.
El berrinche ¿Qué es?
Entonces, el berrinche es solo la manifestación de algo que el niño aún no es capaz de hacer, explicar, decidir o manifestar.
Estas son algunas que el niño cosas no puede manifestar con claridad
Cansancio
Un niño cansado tras un día de juego o paseo es más susceptible a hacer un berrinche porque lo que quiere de fondo es descansar o dormir.
Hambre
Si el pequeño no ha comido a su hora, puede estar sintiendo debilidad, dolor de cabeza o simplemente malestar y no saber qué le está ocurriendo.
Cambios en su rutina
Salir de su rutina o comenzar una nueva puede ser un tanto estresante, pues le implica poner todos sus sentidos para procesar lo que le sucede, desconoce la gente y todo el esquema que ya comenzaba a dominar y sentirse tranquilo en ella, cambia y debe de volver a construir nuevas relaciones sociales, y eso le hace sentir inseguro y fuera de su lugar.
Falta de atención
Los padres solemos cometer el error de creer que por estar cerca del niño él se siente atendido y amado. Si no lo vemos, jugamos con él, lo tocamos o nos ve haciendo otra cosa donde él no participa, por ejemplo en el celular o con otras personas, él hará un berrinche para llamar nuestra atención
Carencia de comprensión
Recordemos que su lenguaje está en construcción y a veces no tiene las palabras para decirnos con exactitud lo que quiere o cómo lo necesita, así que cada vez que no “atinamos” a saber qué quiere nace su frustración o enojo.
Falta de práctica en las nuevas habilidades
Por ejemplo, si está aprendiendo a ponerse los zapatos o amarrar los cordones de sus zapatos, tras intentarlo varias veces se desesperará y podrá hacer un berrinche. El niño no piensa “ esto es complicado, necesito ser paciente, descansar un poco y luego volver a intentarlo”, él simplemente arrojará el zapato y se echará a llorar.
Lo que puedes hacer antes de que aparezca
Como forma de crianza sana, los padres debemos estar frecuentemente revisando que nuestro hijo esté alimentado, cómodo y seco en su vestimenta, que reciba cuidado médico cuando lo necesite, tener rutinas establecidas para el descanso, juego y alimentación.
Después de tener cubiertas las necesidades básicas es importante también revisar que nos estemos relacionando afectiva y emocionalmente con el niño. Cuando aparezca el berrinche, primero no te enojes ni te sientas impaciente o avergonzado, tu hijo te necesita para seguir aprendiendo y tú funcionas mejor como su maestro cuando estás calmado y sereno.
Durante el berrinche no hagas lo siguiente
–Castigarlo
–Ignorarlo
–Darle una lección
–Regañarlo
–Gritarle
Si haces esto, tal vez puedas cambiar la conducta temporalmente pero muy difícilmente le estarás ayudando a identificar y procesar sus emociones, ni a desarrollar su autonomía, y sí generarás resentimiento y desconfianza.
Lo que sí puedes hacer:
–Mantenerte tranquilo
–Cambiarlo a un lugar donde ni él ni tú molesten a la gente mientras él se calma y tú le acompañas. Haz esto especialmente cuando estés en lugares públicos
–Ayúdale a entender qué fue lo que le molestó y busca que él reconozca lo que está sintiendo.
–Proponer una actividad diferente o alternativa que sí pueda hacer
–Jamás lo premies tras un berrinche
–Enseñarle a conciliar, dar alternativas y negociar para que cuando haga un berrinche pueda tener una salida a su malestar
–Darle opciones y permitirle sentir que tiene cierto control en lo que le rodea
–Practicar con él aquello que se le está dificultando, eso le dará seguridad al sentirse capaz
Despúes del berrinche, lo que hay qué hacer
Actúa normal como si nada hubiera pasado y no des mayor importancia a esto, de lo contrario podrás reafirmar la idea que si lo hace tendrá tu atención; mejor busca una nueva actividad placentera o que le mantenga tranquilo.
Los berrinches ya no deberían presentarse posteriores a los 7 años pues el niño ya tiene un vocabulario amplio para expresarse, físicamente es capaz de hacer muchas cosas por sí mismo, él solo ya puede saber cómo se siente y hacer algo al respecto también ya comprende que hay muchas otras maneras para hacerse presente en su familia, que por cierto le manifiesta y le hace saber que es amado así como es.
Fuente: Familias.com