La bendición de este sacramental es necesaria y únicamente la puede hacer un sacerdote.
Al adquirir una medalla de san Benito –que se venden en las tiendas de artículos religiosos- es importante llevarla a bendecir. Esta bendición únicamente la puede dar un sacerdote, y no el portador, puesto que es considerada una bendición sacramental.
De acuerdo con el P. Rogelio Alcántara, de la Comisión para la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis de México, es importante recordar que los laicos pueden hacer bendiciones no sacramentales que proceden de su sacerdocio bautismal, es decir, bendecir los alimentos o a los hijos, pero las que van sobre los objetos competen únicamente a los presbíteros.
5 datos sobre la medalla de San Benito.
La oración para que el sacerdote la bendiga es la siguiente:
Exorcismo de la medalla:
- Nuestra ayuda nos viene del Señor.
- Que hizo el cielo y la tierra.
- Te ordeno, espíritu del mal, que abandones esta medalla, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene.
Que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del adversario, todo el poder del diablo, todos los ataques e ilusiones de satanás, a fin de que todos los que la usaren gocen de la salud de alma y cuerpo.
(Sobre la medalla) En el nombre del Padre Omnipotente y de su Hijo, Jesucristo nuestro Señor, y del Espíritu Santo, Paráclito, y por la caridad de Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego. Amén.
Bendición:
- Señor, escucha mi oración
- Y llegue a ti mi clamor
- Oremos: Dios omnipotente, dador de todos los bienes, te suplicamos humildemente que por la intercesión de nuestro Padre san Benito, infundas Tu bendición sobre esta sagrada medalla, a fin de que quien la lleve, dedicándose a las buenas obras, merezca conseguir la salud del alma y del cuerpo, la gracia de la santificación, y todas la indulgencias que se nos otorgan, y que por la ayuda de Tu misericordia se esfuerce en evitar la acechanzas y engaños del diablo, y merezca aparecer santo y limpio en Tu presencia.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Fuente: Desde La Fe