La amistad es una manera de relación fundamental que sustenta todos los demás modos de relacionarnos, dado que su base es el amor. Pero es de gran importancia conocer su fundamento.
La importancia del trato de amistad radica en el hecho de que nos vincula con otra persona. Si bien es cierto que los animales tienden a asociarse, también es cierto que una persona supera esa simple “asociación”, porque sólo una persona es capaz de reconocer a otro y a sí mismo como humanos. Esto es como se dice popularmente: “Tratar al otro como me gusta que me traten”.
Ahora bien, el trato con otra persona es habitual, pero no por eso todos son nuestros amigos. Eso es claro porque el trato común se ve superado por la amistad, porque ésta exige una relación relativamente estable y personal entre dos o más personas afines. Este trato surge naturalmente y de ahí, entonces, surgen una serie de elementos que propician, cimientan y robustecen la amistad.
Propiciar un encuentro
Siempre es importante ser amigo de otro, y eso se ofrece de manera permanente a todo ser humano. Entonces, es necesario que para propiciar que los hijos ofrezcan su amistad, se propicie a que puedan tener encuentros constantes con otros niños fuera del colegio. Esto puede ir desde invitar a alguna fiesta de cumpleaños, un partido de futbol, etc. hasta acudir a los scouts, ballet, karate, etc.
La convivencia es lo más fundamental, y hay que evitar que los niños acaben por tener una relación intimista o con puros adultos; porque lo primero lleva a la soledad y lo segundo le resta conciencia de sí en cuanto niño.
Volver a la realidad
No está por demás decir que la amistad auténtica no es ni en Facebook ni en WathsApp, sino con personas reales de carne y hueso. Para ello es muy importante evitar que los niños tengan momentos de pseudo-convivencia en el abuso de los medios de comunicación. Es importante que se ocupen esos medios para favorecer al encuentro, nunca para desperdiciar el tiempo. Vivir en un mundo virtual acaba por ser un aislante social y encausa a la soledad.
Por ello, el mejor regalo para un niño no es una tablet, sino algún juguete que le ayude en su desarrollo humano. Esto puede ser algo según sus cualidades (carritos, bloques, muñecas, etc.) o algo que propicie la convivencia (balón, juego de té, juegos de mesa, etc.).
La auténtica amistad se alimenta en la relación con Dios. Desde que brota hasta que se consolida, toda amistad se cimienta y fortalece en Él.
Es importante que también el niño aprenda a relacionarse con Dios. Desde comprender algunas breves oraciones, hasta saber hablar con Él como un amigo que escucha y ama. Esto le ayudará a tener procurar el máximo bienestar de sus familiares y amigos que es Dios mismo.
Superar conflictos
Es necesario hacer notar al hijo que una persona es más valiosa que una idea, animal o cosa. La amistad enseña a reconocer cómo solucionar conflictos, porque busca el bien común. Y si hablamos de la amistad como un valor es porque se realiza en seres que son valiosos. Les toca a los papás enseñarles a establecer un diálogo para encontrar soluciones, no solucionarles el problema.
A veces los conflictos pueden no ser entre los amigos. Pueden también darse con algún tercero o con alguna situación delicada. Es en estas circunstancias cuando se manifiesta la misericordia entre los amigos. Por ello se enseña al hijo a saber ayudar y acompañar a su amigo frente a una situación delicada.
Asimismo, hay que enseñar a los hijos a la corrección fraterna. Por ejemplo, si el hijo ve que su amigo pretende hacer una travesura, sepa disuadirlo. Actos semejantes son, sin duda, una expresión de amistad porque busca el mayor bienestar de su amigo.
La amistad es un cimiento vocacional
Es claro que del trato de amistad puedan, según el caso, surgir otro tipo de relaciones tales como el Matrimonio, el sacerdocio o la vida consagrada como vocaciones particulares. Incluso el trato de amistad abrirá las puertas a un adecuado desarrollo profesional. Esto se debe a que una auténtica amistad siempre dará frutos: en el Matrimonio, por ejemplo, los hijos. La amistad trae consigo felicidad.
¿Amistades prohibidas?
Hay relaciones que por no son ni pueden ser consideradas de amistad, por más semejantes que puedan ser. Esto se debe a que son relaciones irrenunciables y con un cierto grado de jerarquía como las relaciones familiares. Así, por ejemplo, un papá no puede ser amigo de su hijo porque el lazo entre ellos es todavía más entrañable.