El padre Juan Ortiz se encontraba muy cerca del lugar del colapso de la Línea 12 del Metro, se acercó una distancia prudente e impartió la absolución general a las víctimas.
En el momento en que ocurrió el colapso en la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, el padre Juan Ortiz estaba a unos cuantos pasos de ahí, haciendo las compras en el supermercado.
“Estaba pagando, cuando se fue la luz dos veces. Terminé de pagar y, cuando salí, la calle ya estaba cerrada y con la presencia de patrullas. No habían pasado ni cinco minutos cuando me encontré con la escena (…) Me tocó ver cómo sacaban a los muertos en camillas”, explicó en entrevista con Desde la fe el párroco de la Inmaculada Concepción, en el pueblo de Zapotitlán, iglesia cercana a donde ocurrió el incidente.
Hasta este 4 de mayo, de acuerdo con cifras preliminares, 24 personas murieron y más de 70 resultaron heridas cuando la noche anterior se desplomó una trabe del tramo elevado de la Línea 12 del Metro, entre las estaciones Olivos y Tezonco, lo que provocó que dos vagones cayeran.
La escena –recordó el sacerdote- fue muy impactante, pues el tamaño del accidente permitía deducir que podía haber muchas víctimas mortales.
“Todo el mundo estaba desesperado ante la impotencia de saber que ahí había personas atrapadas, era muy aparatoso y muy impactante”.
El peligro de colapso era inminente y el área ya se encontraba resguardada por la policía cuando comenzaron a llegar las ambulancias. Entonces, el padre Juan se acercó al lugar del colapso, elevó una oración al Cielo por los muertos y los heridos, e impartió la absolución general.
Según el canon 961 del Código de Derecho Canónico, los sacerdotes tienen permitido hacer una absolución general a los fieles en caso de que amenace un peligro de muerte, y el sacerdote o los sacerdotes no tengan tiempo para oír la confesión de cada de cada uno de ellos.
“Me acerqué lo más que pude, a una distancia prudente, oré por los difuntos, por los heridos, y di la absolución general”, dijo.
“Estábamos a una distancia prudente porque existía el temor de que otra parte de la estructura pudiera colapsar”.
Es doloroso porque se veía venir
El padre Juan aseguró que el accidente es aún más doloroso porque los vecinos de la parroquia ya habían advertido a las autoridades de los daños que se percibían en el tramo elevado del Metro, a partir de los sismos de 2017.
“Sólo hicieron un aplanado, pero no hubo una solución de fondo”, lamentó.
Ahora, atendiendo el llamado de monseñor Andrés Vargas Peña, Obispo de Xochimilco -en cuya demarcación se encuentra la alcaldía Tláhuac-, el padre Juan se ha puesto en contacto con su comunidad para atender espiritualmente a los afectados por el incidente.
Monseñor Vargas Peña hizo un llamado a todos los sacerdotes de la diócesis a mantenerse cerca de los familiares de las víctimas y de los heridos, y a ofrecerles la atención espiritual que requieren en estos momentos de dificultad.
“Ruego a los sacerdotes que, unidos a sus comunidades parroquiales, ofrezcan tres misas por los difuntos, los heridos y sus familias”, pidió el Obispo en un comunicado la noche del 3 de mayo.
Fuente: Desde La Fe