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Así saldrá México adelante tras el terremoto

Fe y solidaridad, esperanza y fraternidad: Los valores que llenan el país

Las historias son un solo a muchas voces. El terremoto de 7.1 grados Richter que sacudió al centro de México la tarde del 19 de septiembre, en cifras preliminares, ha dejado ya una secuela de 273 muertos en todo el país (137 muertos en la Ciudad de México; 73 en Morelos, 43 en Puebla, 13 en el Estado de México, seis en Guerrero y uno más en Oaxaca), varios cientos de heridos, miles de casas destruidas y un sinnúmero de gestas heroicas que valdría la pena documentar, sobre todo para recordarle a los propios mexicanos su orgullo y su grandeza.

Las calles de Ciudad de México, de Puebla, de Cuernavaca, de Jojutla, de Atlixco, de tantas ciudades y poblados golpeados por el temblor, se han abarrotado de ayuda. Como nunca antes se había visto, el pueblo mexicano al entero, sin distinciones, ha salido a mostrarse hermano de su hermano.

Y lo impensable: un partido político, el PRI, renunció a 25 por ciento de su financiamiento público para las campañas políticas de este (258 millones de pesos, 14.1 millones de dólares) para que se reparta entre los afectados por el seísmo, mientras que los diputados pusieron en la mesa, de sus dietas, 60 millones de pesos (3.2 millones de dólares) para el mismo fin.

Si la liga de fútbol suspende la fecha 10 del campeonato mexicano, los futbolistas, en lugar de irse a descansar, cogen la pala y el pico y echan una mano retirando escombros. Los bancos han abierto cuentas y van peso de ellos sobre peso donado. Las panaderías del pueblo, las pequeñas misceláneas, las vendedoras de chicharrones o de paletas heladas, da lo mismo, todos han dejado la ganancia para otra ocasión.

El Papa Francisco, quien había mostrado en la Audiencia General del pasado miércoles su cercanía “con la querida nación mexicana”, poniéndola bajo la intercesión amorosa de su patrona, de su “virgencita de Guadalupe” (como le suele decir la gente en México), el jueves mandó 150,000 dólares para los damnificados. El gesto lo siguieron Google y Facebook, donando, cada una de las dos mega empresas digitales, un millón de dólares.

Hasta el final

Poco a poco va terminándose el plazo para poder encontrar personas atrapadas bajo los escombros. Al publicarse estas líneas, ya habrán pasado prácticamente tres días de que la tierra tembló –como quizá nunca antes lo había hecho– en esta zona súper poblada que abarca Estado de México, Tlaxcala, Puebla, Morelos y la Ciudad de México.

Sin embargo, los rescatistas, el Ejército, la Marina, los funcionarios públicos, Protección Civil y la gente –sobre todo los llamados *millenials*—están
actuando como si fuera la primera hora del seísmo. Tanto el jefe del ejecutivo federal, Enrique Peña, como el jefe de gobierno capitalino, Miguel Mancera, han dado una orden clarísima: que las labores de rescate de personas atrapadas sigan siendo prioridad.

Y la gente de a pie ha aplaudido esta idea. Nadie va a clases en las universidades, escuelas primarias, jardines de infancia, preparatorias en esta zona del centro del país, no se cobran los parquímetros, los teatros permanecen en silencio, el metro y la telefonía celular son gratuitos, lo mismo que la atención a la salud… La nación entera está concentrada en puntos torales de la Ciudad de México y de Morelos, donde las cámaras de infrarrojos muestran que todavía puede haber un hálito de vida.

Como lo estuvo con la historia, entre inventada por el celo de los rescatistas y entre real, por la tensión vivida en el jardín de infancia y escuela secundaria, Enrique Rébsamen, al sur de la capital de la República, donde un nombre, “Frida Sofía”, había acaparado la atención. Según dijo uno de los rescatistas, él había hecho contacto con una niña de 8 años, o menor, que se llamaba “Frida Sofía”. Y que estaba enterrada con otros cuatro o cinco pequeñitos.

Al final, ni “Frida Sofía” ni sus compañeritos fueron verdad. Hay 23 niños que murieron aplastados por el derrumbe del edificio escolar, pero las dos “Fridas” y las tres “Sofías” que estaban matriculadas entre los 326 alumnos del Rébsamen, pasan la noche o en los hospitales de la zona sur de la Ciudad de México, o en casa, con sus padres.

Así lo dio a conocer, en apretada conferencia de prensa en el lugar de los hechos, el subsecretario de la Marina de México, Enrique Sarmiento, al cargo de las labores de rescate. Al descartar la existencia de “Frida Sofía”, sin embargo reconoció que puede haber, en el ala donde supuestamente estaban las pequeñitas, posibilidades de una vida humana, la de la una mujer que era parte del personal de limpieza del colegio Rébasmen. Y por ella van a ir hasta el final. Hasta encontrarla.

Milagro de Dios

Por lo demás, hay otras narraciones que han terminado en el éxito total. Por ejemplo, la de Diana Pacheco, de 31 años, quien trabajada en el despacho de contadores IPS, en el cuarto piso del edificio de Álvaro Obregón número 286, en la colonia Roma.

Según cuenta la periodista Nayeli Roldán en el portal *Animal Político, *Diana, el martes 19 de septiembre a las 13:14 horas, cuando inició el temblor, intentó bajar por las escaleras de emergencia, pero no lo consiguió. “El inmueble de seis pisos colapsó en cuestión de segundos, como si sus paredes hubieran sido de cartón. La joven quedó bajo los escombros, con una losa cerca del cuello. Estuvo ahí por 17 horas y media casi sin moverse, pero con el teléfono celular en la mano”.

Su esposo, sigue contando Roldán, Juan Jesús García, se enteró por las noticias que uno de los edificios que se había derrumbado era en el que trabajaba Diana. “Llegó al sitio a las 15 horas del mismo 19 de septiembre para intentar rescatarla”, pero los brigadistas no se lo permitieron. Pasó toda la noche en las vallas que delimitan la zona de desastre, esperando noticias de los rescatistas.

A las 6 de la mañana del miércoles 20, recibió un milagroso mensaje por WhatsApp, un mensaje que le cambió la vida: era Diana, enviándole su ubicación. Esa señal fue la esperanza hecha realidad, por la que rogó toda la noche. Avisó a los rescatistas que inmediatamente concentraron las labores en el punto preciso, en la parte trasera del edificio. Diana fue rescatada a las 6:30 de la mañana.

“Fue un milagro de Dios, fue un milagro de Dios”, dijo Olga Tejeda, suegra de Diana, a la periodista del portal web. Con el llanto contenido, agradeció a Dios que su nuera estuviera bien, “que haya librado la muerte”, terminó diciendo la señora Tejeda a Nayeli Roldán de *Animal Político. *

Y así cientos de voces, que son una sola voz: la voz de un México que, en estos encuentros con la adversidad saca lo mejor de sí.

Quizá quien mejor haya resumido el pulso de México en estos días, y su proyección hacia el futuro, haya sido el aguerrido obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, quien en un mensaje de video expresó: “Se han derrumbado y han colapsado muchos edificios, muchas casas y muchas iglesias, pero no se ha derrumbado nuestra fe ni nuestra esperanza, ni la fraternidad ni la solidaridad. Esos valores son los que nos pueden sacar adelante”.

Fuente: Aleteia

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