Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis de México, aseguró que la Iglesia Católica tiene una “grave responsabilidad” para asistir a las familias y evitar que los niños caigan en las garras del crimen organizado.
En su reciente columna “Niños delincuentes, gobierno indiferente”, publicada en el diario mexicano ContraRéplica, el P. Valdemar, que durante 15 años fue vocero de la Arquidiócesis de México, subrayó que “en la Iglesia no podemos pensar que se trata solo de un problema del Gobierno, en el fondo de este fenómeno de criminalidad, se halla una profunda crisis del núcleo familiar, problemas de disfuncionalidad, violencia intrafamiliar y sobre todo carencia de una sólida formación cristiana”.
El sacerdote mexicano recordó el informe “Niñez, violencia y crimen organizado” de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), publicado en 2015. Ese documento, dijo, “dio a conocer un dato escandaloso, alrededor de 30 mil niños mexicanos han cooperado activamente con grupos criminales en delitos como extorsión, piratería, así como tráfico de personas, de armas y drogas, muchos de ellos han sido detenidos”.
El sacerdote recordó los casos de menores detenidos por colaborar con carteles de narcotraficantes como “Los Zetas”, y que han usado armas de guerra, torturado y asesinado personas. Ante ello, indicó que lo que se requiere no es solo “una difusa formación en los valores, sino de una verdadera formación en los principios de la ley de Dios y del evangelio”.
“La Iglesia, las comunidades parroquiales de estas áreas de conflicto tienen el enorme reto de fomentar una pastoral familiar y juvenil que salga al rescate de estos niños y jóvenes, la catequesis infantil siempre será un instrumento valioso para poner los fundamentos de una verdadera moral cristiana, lo mismo la catequesis para la confirmación de los jóvenes y adolescentes”, señaló.
Para el P. Valdemar “no cabe duda de que el Gobierno tiene una grave responsabilidad social, pero la Iglesia tiene una más grave responsabilidad moral de ayudar a las familias, a los niños y jóvenes a profundizar en su fe que, de suyo, rechaza el pecado y sus consecuencias nefastas, claro fruto del crimen organizado”.
Fuente: ACI prensa