Aumenta sistemáticamente en diversos países del “viejo continente” el interés por la imagen custodiada en la Ciudad de México. El sugestivo paralelismo con el Sudario de Turín
La Virgen de Guadalupe atrapa. Su estampa impresiona. Como el Sudario de Turín, convoca a millones de fieles de todo el mundo. A 486 años de las apariciones al indígena Juan Diego Cuauhtlatoatzin, la devoción por la “morenita del Tepeyac” pisa fuerte en Europa. Y en algunas localidades parece una “fiebre”. Un entusiasmo de los fieles por saber más y más detalles de esa imagen, cuya basílica en la Ciudad de México es la más visitada del mundo. Incluso por encima de San Pedro en el Vaticano.
Testigo de este interés creciente resultó Eduardo Chávez, doctor en historia y presidente del Instituto de Estudios Guadalupanos. El sacerdote mexicano acaba de cumplir una “gira” por diversas diócesis italianas, desde la sureña Salerno hasta la norteña Turín. En cada lugar impartió conferencias y registró estimulantes respuestas.
“Estoy admirado de esta situación, aunque no debería sorprenderme. He visto esto muchas veces. En Estados Unidos, siendo una cultura tan distinta, e incluso en Alaska, ahí también esta imagen abre caminos hacia una verdadera y nueva evangelización. No debería sorprenderme, pero lo sigue haciendo”, confesó, en declaraciones al Vatican Insider.
Incluso, tras el éxito en una de sus visitas a la región de Apulia, el obispo local pidió que regrese pronto para hablar ante todos los seminaristas y sacerdotes. Luego, en Francia, le solicitaron un retiro espiritual completo inspirado en el mensaje de Guadalupe. Algo similar le ocurrió en Brasil, donde la misma conferencia episcopal del país lo convocó para que hablase de la Virgen mexicana. Una devoción extendida en toda América, así como en otros países como Filipinas.
Según Chávez, los fieles que asisten a sus conferencias lo hacen conociendo algunos detalles científicos inexplicables presentes en la imagen, pero luego se muestran más estimulados por el mensaje espiritual y la historia en sí.
“(Impacta más) cuando les hablo del contexto histórico, de cómo trataban de matar hasta al obispo (Juan de Zumárraga) los mismos españoles. Cómo ella interviene en un momento tan dramático no sólo para los indígenas, sino también para los misioneros, es algo muy actual. Actualmente quieren callar la voz de los pastores, los obispos, y de la Iglesia cuando se habla a favor de la vida. Quieren aplastar esa voz, sin embargo ella es la que va adelante como patrona de la vida desde el seno materno. No es una cosa del pasado, está muy presente”, explicó.
Pero, como suele ocurrir, los descubrimientos científicos en torno a la Virgen “causan mucho estupor” porque pueden ser estudiados, “no son inventos o fantasías”. Como, por ejemplo, las constelaciones y los volcanes plasmados en el manto, la música que surge de él, una melodía perfecta, o el reflejo microscópico en sus ojos, casi una fotografía del momento de las apariciones.
Si bien estas cuestiones atraen, a final de cuentas lo que más maravilla a los fieles es cómo “ella, una joven que aparece embarazada, pone a Jesús en el corazón más allá de tradiciones, lenguas y culturas”, indicó Chávez.
El renovado interés por la Guadalupana también se instaló en el Vaticano, gracias a la decisión del Papa Benedicto XVI de celebrar, en 2012, la primera misa en su honor en la Basílica de San Pedro. Lo hizo el día de su fiesta, el 12 de diciembre. La tradición continuó con Francisco, el pontífice latinoamericano. La celebración se repetirá en este 2017.
El director del Instituto Guadalupano consideró que, en el mundo, sólo una reliquia tiene una similar capacidad de atracción: la Sábana Santa de Turín, que según la tradición católica es el sudario que envolvió a Jesús al momento de su resurrección.
“Son las únicas imágenes en el mundo que no han sido hechas por mano humana. Alguien puede estar atraído por la parte científica del sudario, pero a través de él puede llegar a creer en Jesús resucitado, en la vida de Jesús. Pasa algo similar con la Virgen de Guadalupe: del manto, de los ojos, las estrellas, pasa a ver a la madre de Dios que dio ese sí y gracias a ella tenemos a nuestro señor”, afirmó.
Y sobre la posibilidad que en el futuro se realicen nuevos descubrimientos sobre la imagen del ayate, no se animó a rechazarla. Por eso asentó: “¿Qué nos depara el futuro? Mientras la ciencia siga desarrollándose no cabe duda que tendremos muchas más sorpresas”.