Un paso y ya estarás en el camino. Hazlo simplemente por competir contra ti para llegar a ser la mejor versión de tu persona.
Cuando el primer mes del nuevo año concluye aparece la pregunta más temida: ¿Cómo van tus propósitos de año nuevo? Para la gran mayoría, muchos de los propósitos que se hicieron el día 1 de enero, el 31 ya los dejaron olvidados.
¿Por qué nos cuesta tanto trabajo lograr una meta o consolidar un buen hábito?
Al revisar nuestra vida podemos reconocer aquello en lo que nos gustaría poder mejorar o lograr, y sinceramente trazamos alguna meta con todo el deseo de lograrlo. Pero cuando menos nos damos cuenta ¡perdemos el camino! Y volvemos al mismo punto donde estábamos.
Entonces es cuando nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer para finalmente lograr nuestras metas?
Primero lo primero: Comencemos por los hábitos
Para nada está mal soñar en grande, de hecho ¡todos deberíamos hacerlo y tener grandes metas en nuestra vida! Sin embargo, debemos recordar que las grandes metas no se logran de un día para otro, sino que están hechas de buenos hábitos.
B.J. Fogg, un profesor de Stanford lo explica así:
“Si plantas la semilla correcta, en el lugar correcto, crecerá sin mayor persuasión. Si eliges bien el pequeño hábito y la secuencia, entonces no tendrás que motivarte para que crezca. Simplemente ocurrirá con naturalidad, como una buena semilla plantada en un buen lugar.”
Primero es la semilla correcta, que representa la nueva conducta que deseas lograr, luego el lugar correcto es el siguiente paso, y así sucesivamente. Poco a poco y un paso a la vez, pequeño pero constante, hasta lograr que el hábito forme parte de tu vida y tu forma de ser.
Elige uno o dos nuevos hábitos para cambiar o implementar en tu vida y solo concéntrate en lograr ese hábito un día a la vez; luego vendrán los grandes cambios.
Segundo: Concéntrate en mejorar tu vida, no en hacer un gran cambio radical
Te comparto mi experiencia como un ejemplo: Yo había intentado muchas veces bajar de peso, mi meta era bajar 20 kilos. Comenzaba muy bien, bajaba los primeros diez y luego otra vez a recuperar nuevamente el peso perdido y en ocasiones, hasta ganar más de lo que tenía en mi peso inicial.
Luego venía la frustración y las recriminaciones personales por no ser lo suficientemente fuerte para lograr mi meta, y terminaba sintiéndome peor persona. Luego, cambié sin darme cuenta mi estrategia: comencé con tomar más agua cada día, luego a dejar las harinas, cuando dejé el azúcar ya no era complicado y de repente, en unos meses ya estaba caminando y corriendo. En un año, logré bajar poco más de 25 kilos.
Toda meta que nos propongamos debe tener estas características:
M Debe ser MEDIBLE
E ESPECÍFICA
T debe tener una duración, un TIEMPO
A debe ser ALCANZABLE
Cuando pienses en ponerte una meta, recuerda que debe tener estas características, porque muchas veces tenemos la mejor intención pero nos proponemos imposibles o durante periodos de tiempo muy cortos para ver resultados, o muy largos para mantener el ánimo.
Un pequeño paso cada día puede cambiar realmente toda una vida.
¿Qué es lo que deseas lograr? Piénsalo detenidamente y con calma.
¿Terminar una carrera? ¿correr un maratón? ¿juntar dinero? ¿hacer un gran viaje? ¿casarte? En este momento no pienses en las veces que lo has intentado y has fallado, deja eso de lado.
Siéntate un momento y “desmenuza tu sueño en pequeñas metas, luego piensa qué hábitos son los necesarios desarrollar para que la gran maquinaria comience a funcionar. Entonces escríbelos en tu agenda o un calendario y marca cada día que lo logres, pronto serán semanas y luego meses, hasta que veas el gran camino que has recorrido y lo mucho que has logrado.
¿Ves por qué es importante que tu meta sea específica? Eso te ayuda a enfocarte en cosas pequeñas y muy concretas donde podrás poner toda tu energía y empeño evitando desarrolla frustración y desencanto.
Informar puede ayudar
¿Cómo es esto? Muy sencillo: informa a alguien sobre tu meta y tus avances diarios. ¿A quien? a alguien de tu extrema confianza y que estás segura te apoyará en las buenas y en las malas. Algunas personas eligen a su cónyuge, a un hijo, o por qué no, en tus oraciones al final del día puedes incluir compartir con Dios tus sentimientos e impresiones sobre lo que te propones y tus desafíos.
Saber que al final del día le informaremos a alguien lo que hemos hecho en el día representa un compromiso que nos recuerda que debemos esforzarnos para dar un buen informe.
Lleva un registro de tus avances
Tu agenda puede ser un buen instrumento para llevar tu record de avance. Yo pongo una pequeña marca en los días que cuidé mi alimentación, eso me motiva porque al mes puedo contarlas y ver que fueron más los días buenos que los que no me cuidé. Usa a tu favor las redes sociales, publica una foto o una frase que te ayude a motivarte o recordar tu meta.
Algunas aplicaciones, por ejemplo de ejercicio, nutrición, lectura o hasta bancarias, te mandarán alertas o recordatorios, e inclusive hay algunas que te ayudarán a llevar registros de avance y monitorear tu progreso
Los buenos hábitos diarios son más fáciles de lograr y son la manera segura de lograr tus más grandes sueños. Si vas de un día otro es más fácil retomar cuando fallas, cada amanecer tienes la nueva oportunidad de lograrlo.
Da el primer paso, verás que los siguientes cada vez serán más fáciles de dar
Hoy es un buen día para comenzar a convertirte en la persona que deseas ser. Haz ese cambio que necesitas no solo para bajar de peso, gustarle a alguien o ganar dinero. Hazlo simplemente por competir contra ti para llegar a ser la mejor versión de tu persona.
Verás que pronto estarás siendo la inspiración y ánimo para que otros puedan comenzar su propia mejora personal.
Fuente: Familias.com