Corregir a los niños en privado, felicitarlos y guiarlos para que sean adultos felices y buenas personas: ese debería ser el éxito en la vida de cualquier padre
En ocasiones los niños no se comportan como deberían y una palabra fuera de lugar podría dejar cicatrices que les duren una vida. No se trata de ser permisivos, hay que corregir . Cuando corregimos hay que hacerlo de manera adecuada, firme y respetuosa.
Los reproches y las correcciones se hacen en casa y en privado, sin necesidad de avergonzarle en público. A nadie le gusta que le revisen y menos a gritos. Corregir se hace desde el amor y se busca que haya una reflexión sobre el acto.
Una buena educación inicia en casa, una llamada de atención es ponerle límites. La educación no cambia con el tiempo: el respeto y el honor se aprenden en casa.
¿Cuándo fue la última vez que elogiaste a tu hijo?
Un elogio es tan importante como una corrección. Siempre hay que demostrar orgullo y brindarles una retroalimentación positiva para que continúen generando acciones destacables. Hay algunas formas de lograrlo adecuadamente:
- Si te esfuerzas un poco más seguro que lo consigues. ¡Siempre estaré para ti!
- Te has portado mal, pero estoy segura(o) de que puedes demostrarme lo bueno y responsable que eres.
- Sé que te has equivocado, que has hecho algo mal, pero confío en ti y sé que lo vas a hacer estupendamente.
- Quiero que entiendas que lo que has hecho no está bien. Ahora te diré cómo hacerlo mejor para que me demuestres lo increíble que eres.
Nunca compares a tus hijos con otros
Cada niño es único, tiene talentos y capacidades que lo hacen diferente de los demás. Buscar que sea de una forma que deseas y no de la forma que necesita ser lo pondrá en un dilema. Es nuestro deber aprender y conocerle para llevarlo por el mejor camino disponible.
Algo similar sucede con la manera de corregir. Hay padres que se dejan llevar por sus sentimientos y de una corrección se convierte en un regaño y finalmente en una cicatriz para toda la vida. Recuerda que quien corrige con gritos, genera miedo y con ello baja autoestima, inseguridad, frustración… Tú tienes la llave para hacer crecer a un niño como un adulto funcional.
Enseñar a los niños inicia en casa, un elogio puede cambiarles el día y la vida. Siempre hay que demostrar el orgullo a todas las personas que nos importan.
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