Para conocer la diferencia entre castidad, abstinencia sexual y celibato es importante saber su significado y aplicación. ¡Te los decimos!
La moral sexual que nace de los principios cristianos es uno de los aspectos que más causa controversia en la actualidad. La hipersexualización de la sociedad ha desvirtuado los grandes ideales cristianos sobre la sexualidad. Muchas personas, cristianas y no cristianas, que ni comprenden ni viven dichos valores dan opiniones y críticas desfavorables sobre estos temas, calificándolos de retrógradas o puritanos.
¿Qué nos dice la Biblia acerca de la sexualidad?
En el Evangelio de san Mateo hay una referencia hermosa sobre la moral sexual:
«Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda» (Mt 19, 12).
Un eunuco, en estricto sentido, es un varón castrado y por tanto imposibilitado para tener relaciones sexuales y procrear. En el Antiguo Oriente y en China, si algún varón trabaja en ciertas élites tenía que ser privado de sus órganos sexuales de manera parcial (castración) o total. Esto con el propósito de que se dedicara a sus labores y no se distrajera con el impulso sexual. Además, eso era una medida de seguridad para que las mujeres de los palacios reales no fueran violadas.
El texto evangélico hace dos referencias sobre los eunucos:
- Hombres y mujeres que por condición biológica nacieron imposibilitados para tener relaciones sexuales.
- Todos aquellos que, teniendo la posibilidad natural, deciden privarse del placer sexual y la procreación por el Reino de los Cielos. Para muchos esto es imposible de comprender.
Ahora bien, muy a menudo las personas suelen confundir tres términos que están estrechamente relacionados con dicho pasaje evangélico: castidad, continencia (o abstinencia sexual) y celibato.
Conoce cuál es la diferencia entre castidad, abstinencia sexual y celibato.
¿Qué es la castidad católica?
La castidad es una virtud que ordena el impulso sexual y permite integrar la sexualidad de una manera armoniosa a la totalidad de la persona. La deben vivir todos los cristianos, y no solo los clérigos y consagrados; permite al hombre valorar a la persona desde lo que es y no desde la genitalidad; así como amar con mayor libertad y entregarse auténticamente a la persona que se ama. Se es casto en todos los ámbitos de la persona: los pensamientos, la mirada, la forma de vestir, la manera de hablar, etc.
La castidad evita todo tipo de desorden sexual: pensamientos impuros, miradas lascivas, masturbación, pornografía, prostitución, fornicación, zoofilia, etc. Hace que el hombre gobierne sus impulsos sexuales y los ordene al amor; garantiza el respeto a la persona y la auténtica fidelidad conyugal.
El ideal de esta virtud lo dio Jesús cuando dijo: «Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio.” Pero yo les digo: Quien mira a una mujer con malos deseos, ya cometió adulterio con ella en su corazón». (Mt 5, 27-28)
¿Qué es la abstinencia sexual o continencia?
La continencia, o abstinencia sexual, es la privación voluntaria de todo placer genital. El placer genital no es malo en sí mismo, pues forma parte de nuestra naturaleza y está unido al acto sexual. Este placer es lícito y bueno si se disfruta en el marco adecuado: el matrimonio.
La abstinencia sexual, para quien la elige, es una venerable mortificación por el Reino de los Cielos.
El Concilio de Elvira, realizado en el siglo IV en España, puso como regla la continencia sexual a los clérigos casados, es decir, que una vez que se ordenaran sacerdotes no podían tener relaciones sexuales con su esposa; dicha norma se extendió rápidamente por todo el Occidente, no siendo así en el Oriente.
¿Qué es el celibato en la Iglesia Católica?
La palabra “celibato” proviene del latín caelibatus y significa “soltero”; es el estado de vida propio de aquellos que han elegido no casarse. En la Iglesia Católica es un compromiso de aquellos que han elegido la vida consagrada y el sacerdocio.
¿Qué es el celibato sacerdotal?
El celibato sacerdotal se fijó como norma obligatoria en el siglo XI por el Papa Gregorio VII, tratando de modelar el estilo de vida de los clérigos al de los monjes célibes; cabe aclarar que antes de esta disposición los hombres casados también podían acceder al sacerdocio, cumpliendo como condición la norma de la continencia antes mencionada. Esta norma podría cambiar si algún Papa decidiera quitarla, aunque es poco probable que esto suceda. Detrás del celibato hay una profunda espiritualidad que busca imitar a Cristo, quien permaneció casto, continente y célibe.
El llamado de Cristo
Querido lector, recuerda que seguir a Cristo supone un cambio total de vida y esto implica ordenar la propia sexualidad a la luz de su mensaje. Dios nos llama a todos los bautizados a ser castos, pero no a todos les pide ser célibes o continentes.
Conviene recordar una frase de un autor anónimo: “Para vivir la castidad es necesario encontrar primero a Dios, Él es la fuente de la pureza”.
En una sociedad hipersexualizada que promueve el libertinaje sexual como norma máxima de vida, la castidad es un acto de rebeldía que te garantiza la integridad personal y vivir el auténtico amor.
Fuente: DesdelaFe